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Un juicio para el asesino de Luther King

La familia del líder, pacifista no cree que la persona encarcelada desde 1968 asesinara al Nobel de la Paz

, Desde la celda de una prisión de máxima seguridad de Nashville (Tennessee) en la que se está muriendo de cirrosis, James Earl Ray pide ser sometido a un juicio en toda regla. Ray, de 68 años de edad, lleva casi tres décadas encarcelado como autor del asesinato del reverendo Martin Luther King, pero nunca ha sido juzgado. Tras ser detenido por la policía y presentado ante un juez, Ray se declaró culpable del crimen y, sin otro expediente, fue sentenciado allí mismo a 99 años de prisión. Alguien le explicó que así evitaría la condena a muerte.Ray llevaba tan sólo tres días entre rejas cuando se retractó de su concesión y pidió ser sometido a un juicio con todas las de la ley: interrogatorios de testigos bajo juramento, discusión pública de pruebas, argumentos de la acusación y la defensa... Hasta ahora, nadie le había hecho demasiado caso. Pero ahora Ray ha recibido el refuerzo de la mismísima familia King. Coretta Scott King, la viuda del paladín de la lucha no violenta de los negros norteamericanos por sus derechos elementales, y sus cuatro hijos, que nunca han creído la versión oficial del crimen, piden que se celebre el juicio, para que, antes de morir, Ray pueda contar la verdad.

El 4 de abril de 1968, King, que tenía 39 años y había obtenido en 1964 el premio Nobel de la Paz, se encontraba en el balcón del motel Lorraine de Memphis (Tennessee) cuando un francotirador le abatió de un certero disparo. Estados Unidos se hallaba entonces sumido en un infernal ciclo de violencia política: los sesenta también fueron los años de los todavía oscuros asesinatos del presidente John F. Kennedy, su hermano Robert Kennedy y el líder de los musulmanes negros Malcolm X. De aquellos tiempos, los norteamericanos guardan una profunda, y en ocasiones razonable, desconfianza respecto a las explicaciones oficiales de crímenes y accidentes.

"La falta de una satisfactoria resolución de los interrogantes que rodean al asesinato de mi padre es una fuente de dolor permanente para mi familia", declaró el pasado jueves Dexter King en una conferencia de prensa celebrada en Atlanta, la ciudad de los King.

Acompañado por sus dos hermanas, su hermano y la legendaria Coretta, Dexter, el hijo menor de Martin Luther King, explicó que la familia siempre ha sido reacia a reabrir el caso para que no vuelvan a sangrar sus nunca bien cicatrizadas heridas. Sin embargo, ahora, con Ray muriéndose de cirrosis, "ha llegado el momento de sacar la verdad adelante".

Los King desean visitar a Ray en la cárcel. No creen que fuera el asesino, sino tan sólo un señuelo. "La celebración de un juicio probablemente exoneraría a Ray y permitiría sacar a la luz un montón de información acusatoria contra otras personas", dijo Dexter King. Los compañeros de Martin Luther King en Memphis, añadió, identificaron a un individuo que no es Ray como el verdadero francotirador. Esa persona formaría parte de una conspiración de agentes federales que odiaban al líder negro por su oposición a la guerra del Vietnam. "No es ningún secreto que mi padre no era, precisamente, la persona más querida por J. Edgar Hoover, el jefe del FBI", dijo Dexter King. Un informe oficial del Congreso estimó en 1978 que Ray fue la persona que disparó contra King, pero añadió que fue el brazo ejecutor de una conspiración de "elementos racistas" desarrollada en Saint Louis.

Para que Ray pueda ser juzgado se necesitaría que su abogado aportara argumentos sólidos a favor de su inocencia. Es lo que se dispone a hacer la próxima semana, cuando presente a un juez de Memphis una nueva prueba científica que asegura que el rifle en el que se encontraron las huellas dactilares de Ray no fue, en realidad, el utilizado por el francotirador que disparó contra Luther King.

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