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Tribuna
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De Caldas, con los antidisturbios

La duda no ofende. ¿Por qué no se va De Caldas? Una pregunta sin respuesta. ¿Será por dinero? Se supone que no, que no van, por ahí los tiros. ¿Quizá por figurar? No parece que uno figure mucho rodeado de policías. Porque De Caldas necesita a los antidisturbios. Ayer, como hace quince días, los del casco blanco tuvieron que tomar posiciones alrededor del palco para evitar que el asunto fuera algo más que un linchamiento moral. Está demostrado que a De Caldas le gusta el insulto, el improperio, el pañuelo al aire por y para él. Si no fuera porque tiene un componente sexual, el término masoquismo le vendría al pelo.La pesadilla de Espárrago. Es el desheredado de la categoría. El que más sufre. El que se muere. El hecho de que el resucitado Extremadura sea colista no extraña a nadie. Su mérito es estar en Primera. Pero que comparta esos horrores el Zaragoza huele a pesadilla. Espárrago convive con la inacabable sombra de Víctor Fernández. Y se derrumba al triste son que marcan sus jugadores. El desastre se le va a llevar por delante. Y en la recámara, dicen, está David Vidal, tan histriónico, tan acostumbrado a jugar con fuego y, últimamente, a quemarse.

La resurrección de Abadía. Decidió Aimar de repente sacar a Abadía de la cola del paro. El asunto se antojaba jocoso, como todo lo que rodea a un futbolista que parece todo menos un futolista. Del que se mofaba parte del público del Bernabéu una tarde del año 93,poco antes de que le mandara callar con dos golazos. Ayer fue el mejor de un Logroñés que ganó a quien llevaba ocho jornadas sin perder, la Real Socielad. Con Abadía hasta los milagros existen.

Paquito no pidió autógrafos. Ni siquiera el césped, con perdón, de Vallecas hace que Paquito pierda su buen humor. Le preguntaron antes de volar a Barcelona qué secreto tenía para detener a Ronaldo. "Pedirle un autógrafo", contestó. No lo hizo. Y así le fue.

Las ideas de Mourinho. Mourinho se aburre. Sólo así se entiende que se haya mostrado dispuesto a que se reduzca el ancho del Camp Nou. Una idea para enmarcar. Pero lo más sangrante es la razón que aduce: que así aprovecharían los potentes saques de banda de Amunike. Pues nada, ya puestos, que reduzcan la longitud del campo y así quizá saquen más partido de los saques de puerta de Vítor Baia. No resulta extraño que, pese al 6-0, se oyeran silbidos contra el banquillo.

Lo nunca visto en Redondo. Que marque Redondo es noticia, pero que lo haga de cabeza ya parece cachondeo. Ayer lo hizo y, según reconoció, por primera vez en su carrera, dándole la razón a Capello, quien aseguró que pronto marcaría. Lo que no le, faltan al Madrid son pitonisos.

El cuidado de San Mamés. No está el piso de San Mamés como para tirar cohetes. Pero no será por falta de trabajo. Incluso de solidaridad. Porque fue pitar el árbitro el descanso y un grupo de cuidadores comenzó a adecentar una hierba a la que le sobraban calvas. El asunto no tendría nada de particular si no fuera porque a la tarea se dedicaron 33 personas.

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