El debate sobre el divorcio divide al Parlamento y a la sociedad chilena
Después de un debate que se prolongó durante más de 12 horas, la Cámara de Diputados de Chile aprobó en la noche del jueves (madrugada de ayer en España), por 53 votos a favor y 40 en contra, comenzar a examinar un proyecto de ley de divorcio con disolución de vínculo que, de ser aprobado por el Congreso, modificará una legislación sobre el matrimonio que data del siglo pasado y que sólo permite la nulidad. Con la oposición de los sectores más conservadores, la polémica social está servida.
de ChileLa discusión, transmitida por televisión por cable, mostró al Parlamento dividido no tanto por las diferencias entre los partidos cuanto por las de concepción de la sociedad, entre los más liberales y los más conservadores.El primer triunfo de la iniciativa pro-divorcio, sin embargo, no asegura que vaya a ser promulgada esta ley en una sociedad como la chilena, donde hay censura, el aborto está penado, al igual que la pornografía, y hay películas, como La última tentación de Cristo, que aún están prohibidas. Los 17 años de dictadura militar (1973-1990) dieron predominio a los valores conservadores y, además, la opinión de la Iglesia católica, que durante esos años defendió los derechos humanos, tiene una fuerte incidencia en los sectores progresistas. En la Cámara Alta, por la presencia de los senadores designados durante el Gobierno militar, los grupos conservadores tienen mayoría.
Pero en la noche del jueves, los sectores más liberales lograron imponerse, a pesar del rechazo de 12 Iglesia católica. El proyecto, respaldado por un abanico de diputados que va desde los socialistas hasta algunos derechistas moderados, e incluye a la mayor parte de los democristianos, establece el divorcio vincular, que un juez puedi decretar si ambos esposos lo piden y han estado fisicamente separados durante dos años. Si la pareja no está de acuerdo, el magistrado puede autorizar el divorcio después de cinco años de separación y, en el caso que haya un severo daño para los hijos, puede también rechazarlo.
Según las encuestas, al menos un 70% de la población está a favor del divorcio, en un país donde la gran mayoría se declara católica. No obstante, entre los círculos dirigentes de la sociedad, donde pesa de manera determinante la Iglesia católica, las opiniones están más divididas.
En la polémica, el Gobierno ha evitado pronunciarse a favor o en contra, esperando la resolución del poder legislativo. El día del debate parlamentario, Marta Larraechea, la esposa del presidente Eduardo Frei, calificó de "perverso" el actual sistema de nulidades y se declaró partidaria de que exista una legislación del divorcio.
La sesión de la Cámara fue maratoniana: 56 diputados intervinieron uno tras otro, esgrimiendo argumentos históricos, teológicos, sociales y morales. Un parlamentario de la derecha pinochetista, Iván Moreira, cuestionó a los colegios católicos que no admiten a los hijos de padres separados y acusó de hipócritas a los que por rechazar el divorcio están diciendo 11 sí al adulterio". Reprochó también a la Iglesia católica por considerar 'malos creyentes" a los que apoyan el proyecto.
A un diputado de derecha que planteó que si se aprueba el divorcio, "Chile será un país menos cristiano", un parlamentario socialista le replicó que la Iglesia católica debe dejar libertad de acción a los congresistas de esa religión. Los partidarios del divorcio presentaron su propuesta como una forma de protección de la familia, y de asumir que hay separaciones definitivas. 'La ley no produce la felicidad, pero por lo menos coopera para no hacernos más infelices", dijo la diputada María Antonieta Saa.
Para los que impulsaron la iniciativa, un grupo formado por dos diputados democristianos, cuatro socialistas, dos del Partido por la Democracia y tres de la derechista Renovación Nacional, la aprobación fue algo "histórico". La psiquiatra Fanny Pollarolo, diputada del PS, valoró en estos términos el acuerdo "ya que llevábamos un siglo sin resolver este tema".
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