La Real Sociedad resuelve de forma pasional
El partido de Anoeta tenía palpitaciones estadísticas pero se resolvió de forma pasional. El Compostela, liderado por Ohen, tenía a bien amargar la existencia de la Real Sociedad mediante partidos grises, esforzados y resueltos por el nigeriano con un toque de distinción. La estadística aportaba ahora momentos emocionales: Donostia celebraba la víspera dé San Sebastián y el Compostela su partido centenario en Primera División.La Real Sociedad controló ayer mejor sus emociones. Se dispuso para un presumible sufrimiento y halló el botín a la primera pista. El Compostela trastocó los planes, amenazó de salida a su rival, le buscó las cosquillas a través del delantero Manuel y tras un par de sustos se encontró con un gol majestuoso de Kovacevic. El pánzer croata puso un toque de clase a un partido poco dado a la floritura.
Prácticamente el encuentro no había nacido cuando la Real Sociedad obtenía el primer fruto a su raciocinio. El Compostela busca ba desesperadamente a Fabiano pero su debilidad resultaba evidente en las labores defensivas, cubiertas por un conjunto de futbolistas demasiado lentos y escasos de cintura para frenar a una Real Sociedad dispuesta para el contra golpe. En esa tesitura llegó el se gundo gol.
El partido tenía premio en la lotería goleadora. El Compostela, con una actitud tan agresiva como poco intimidatoria, dominaba el balón con oficio pero sin velocidad. La Real Sociedad, con el cuchillo desafilado, contaba con el oficio del equipo y la velocidad de Craioveanu para mantener en vilo el partido. El Compostela se adentró en el área tras el descanso para que Ohen cumpliera el pronóstico: el nigeriano marcó a puerta vacía inaugurando un minuto de esperanza. Fue el tiempo que concedió otro nigeriano, el realista Mutiu, para concluir en gol un centro de Craioveanu.
Un nuevo gol de De Pedro convirtió el resultado en goleada. Ohen marcó pero por vez primera su tanto resultó anecdótico. Lo emocional se alió con la Real Sociedad que tradujo en goles lo que no era sino un frío ejercicio estratégico.
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