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Perdigonadas a las perdices

O hay mucha gente ociosa en las mañanas de Madrid o un gran interés por los temas del Estado de bienestar. Porque no son horas. Ayer, en los locales de Comisiones Obreras, a las diez de la mañana, había mucha gente para escuchar a Joaquín Leguina, diputado del PSOE y ex presidente de la Comunidad de Madrid, disertar sobre el Estado de bienestar. Leguina lo tenía mal. Esa misma mañana, un periódico insistía en culparle de irregularidades en su gestión al frente del gobierno re gional. Así que nadie sabría decir con la mano en el pecho si la conferencia era un éxito o era el morbo lo que había atraído al público al salón de actos de Comisiones. El propio Leguina llegaría a mostrar cómo le "sangraba la herida" cuando habló de la forma como los medios de comunicación trataban determinadas informaciones.En el coloquio preguntaron por la gestión socialista. Más que preguntar, lo que hicieron fue una carga -ligera, todo hay que decirlo- contra el PSOE. "No es que quiera meter el dedo en el ojo", se disculpaba alguien. Y Leguina animaba: "No se preocupe. Ya lo tengo jodido". Pero Ángel Pérez tuvo la cortesía de ni mencionar esa etapa y, puesto a criticar, prefirió criticar los "ataques a la filosofía del Estado de bienestar del PP". Un caballero.

Leguina luego aceptó todo, preguntas, interrogatorios y explicaciones. "Vamos a ponernos para que salga ese cartel", pidió a las cámaras de televisión mientras se colocaba al amparo de un póster del l' de Mayo. A Leguina le besan mucho las chicas, incluida alguna periodista que le expresa así su apoyo antes de la impertinencia de la pregunta. Y él lo agradece y matiza resignado: "Recuerdos a tu marido". Uno le dice si no será que lo que El Mundo persigue es otra caza, "Hombre, claro. La caza es Jesús de Polanco, pero las perdices que pasábamos por allí nos hemos llevado las perdigonadas. De ser un Filesa, se ha quedado en simple irregularidad", responde Leguina, que manda un recado en términos que prohíben los libros de estilo para el director de El Mundo.

Pero las cosas pasan. Nunca el olvido. Y el único plato que es más sabroso cuanto más frío es la venganza. Eso dice él, que se queja de que "Ruiz-Gallardón me ha tratado como nunca le hubiera tratado yo".

Estaba Leguina en territorio comanche. Pero arropado. Con él, Angel Pérez, coordinador de IU de Madrid y máximo dirigente del PCE madrileño. Y Rodolfo Benito, el jefe de Comisiones Obreras de la Comunidad. La izquierda puede estar de acuerdo en muchas cosas. O alguna izquierda, por lo menos. En el diagnóstico de lo que es y lo que debe ser el Estado de bienestar, como una piña. Anguita y González estaban lejos de allí. Así que, cuando alguien pidió que se luchara por la unidad de la izquierda, a nadie le pareció extraño ni mucho menos. "Como dijo McArthur: 'Volveremos", advirtió el ex presidente.

Cuando sale se encuentra con una larga y piadosa cola de gente empeñada en besar los pies de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli. "Siempre nos quedará la fé", bromea Leguina.

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