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Reportaje:

La picota de la concordia

El Berrueco inaugura un monumento cuyo traslado dividió al pueblo dos años

Vicente González Olaya

El alcalde de El Berrueco (318 habitantes), Mariano Gómez, inde pendiente, estaba a mediodía de ayer pletórico: el consejero de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, acababa de dar carpetazo oficial a la polémica que durante dos años había divido a su pueblo. Una parte del vecindario se mostraba partidaria de mover unos metros la picota, que se levantaba en un lateral de la plaza consistorial, y los restantes se oponían, con el argumento de que siempre había estado esquinada. Cortés inauguró ayer la remodelación de la plaza, que incluía la restauración de la picota. En el centro.La picota (en realidad es un rollo jurisdiccional del siglo XV que recuerda que este municipio podía impartir justicia) es un monumento de piedra de unos dos metros de altura

La tradición cuenta que en su capitel se colocaban las cabezas de los ajusticiados. "Espero, decía el alcalde, "que ésta inauguración sirva para, poner punto final a la polémica y que ahora la picota no sea un lugar de discordia, sino de entendimiento entre todos los vecinos".

Con estas palabras Mariano Gómez hacía referencia a la polémica que le llevó en febrero del año pasado a pensar en la convocatoria de un referéndum para acabar con la disputa.

Todo comenzó cuando el portavoz de la oposición, Alfredo García, del PP, lanzó la voz de alarma: el alcalde iba a remodelar la plaza y mover la picota cuatro metros para que quedase en el centro.

García recordó entonces que la ley de patrimonio prohíbe taxativamente mover monumentos salvo que resulte imprescindible por causa de fuerza mayor".

El alcalde le replicó que "la picota ya había sido movida siglos antes y que, por tanto, no había inconveniente en trasladarla de nuevo". Ambos políticos esgrimían libros, documentos y planos que atestiguaban sus aseveraciones. Los vecinos se dividieron. Las disensiones fueron tan grandes que la Dirección regional de Patrimonio tuvo que intervenir.

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Los técnicos de la Comunidad, tras un estudio exhaustivo, determinaron que la picota ya había sido trasladada de lugar a principios de siglo y que, por tanto, una nueva ubicación no transgredía la ley. Y así se hizo.

Ayer, Luis Eduardo Cortés inauguró el nuevo emplazamiento rodeado de un reducido grupo de vecinos que aplaudía. Un juego de luces, embutido en el suelo y rodeando el monumento, la iluminará durante las noches. "Ha quedado bonita", dijeron los presentes.

"Hemos perdido", se quejaba el portavoz del PP, "pero que se sepa que esto no está bien, porque la picota nunca fue movida antes de lugar". Y a él, nadie le hacía cambiar de opinión.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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