El líder comienza a sufrir

El Madrid sufre fuera de Chamartín y pierde el amparo de la fortuna, tan propicia al equipo de Capello en el arranque del campeonato. Después del empate frente al Valladolid, llegó éste ante el Extremadura tras un encuentro combativo, sobrado de ocasiones en la primera parte y más contenido en el segundo periodo.Los dos equipos tienen derecho a proclamar sus merecimientos. El Madrid tuvo numerosas ocasiones, pero se encontró con la soberbia respuesta de Amador, Desde la aritmética, el Extremadura también puede lamentarse. Puesto que es el último y se enfrentaba al líder, su cosecha fue excelente: un remate al palo, un mano a mano con Illgner y aquella pelota que sacó Guti desde la raya en el último minuto. Pero por encima del resultado hay algunos detalles que revelan ciertas tendencias. Cuando más necesitado estaba el Madrid y cuando el empate frente al colista se le hacía más molesto, Capello retiró a Suker.

Precisamente a Suker, máximo anotador de la Liga y el jugador que había producido más ocasiones. ¡Ah, los entrenadores!

Para salvar la desproporción del partido -el primero y el último, la historia frente a la novedad, la abundancia frente a la escasez-, el Extremadura propuso un partido alborotado, veloz, con mucha pelota al aire y el admirable esfuerzo general de un equipo que no se resignó al papel de víctima. Se. batalló por cada metro, se luchó por cada balón dividido, murieron todos los jugadores del Extremadura en un partido intenso, generoso en oportunidades y menos en el juego. Finalmente la tarde pedía que algún futbolista se parase. Pero nada. El fútbol fue un torbellino que arrastró a los dos equipos hacia las dos áreas, donde se vivió entre uys, ays y oes.

Lo más raro del partido fue el resultado, sin goles después de tanto bombardeo a los porteros, sobre todo a Amador, que fue el héroe de la tarde, precisamente cuando en la grada se encontraba Navarro Montoya, el hombre que le va a quitar el puesto. Durante la primera parte, Amador cumplió el sueño de cualquier guardameta: se enfrentó a tres de los mejores delanteros del mundo y salió victorioso frente a todos los remates. El abanico de tiros madridista fue espectacular, casi siempre con Suker como protagonista. Cada una de sus intervenciones resultó alarmante para el portero extremeño. Es lo que ocurre en el Madrid: si Mijatovic baja sus prestaciones, llega Sulcer con la espada de matar. Con un muestrario impresionante, Sulcer se sacó de la nada un tiro al palo, luego cruzó un remate envenenado que desvió Amador con muchos reflejos y finalmente dibujó el mismo tiro libre que en Valladolid: desde la derecha, cerca de la frontal del área, levantó la pelota, que superó la barrera y describió suave una curva que parecía mortal. Pero el balón salió fuera por un dedo.

La actividad de Suker fue consecuencia del juego. El Madrid llevaba la pelota hasta allí velozmente y luego se confiaba al talento de sus jugadores. No sólo Suker tuvo la posibilidad del gol.