Autoridad y autoridad
EL FISCAL general del Estado, Juan Ortiz úrculo, consumó ayer, en el marco del Consejo Fiscal, el movimiento iniciado a mediados del pasado mes de diciembre hacia la separación de José Aranda del cargo de fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Ortiz Úrculo explicó que proponía la destitución de Aranda por su falta de autoridad en el ejercicio de su cargo. El fundamento de la medida, pues, no puede ser más duro.El traslado de Aranda fue planteado el 10 de diciembre, en el contexto de los expedientes disciplinarios abiertos por la Fiscalía General del Estado al teniente fiscal Eduardo Fungairiño y los fiscales Pedro Rubira, Ignacio Gordillo y María Dolores Márquez de Prado. La Fiscalía General justificó tales propuestas -traslado y expedientes- como efecto de "una inspección ordinaria practicada en la Fiscalía de la Audiencia Nacional".
Horas después, sin embargo, Juan José Martínez Zato, jefe de la inspección de la Fiscalía General del Estado precisaba en nota oficial que en su informe había propuesto la apertura de expedientes disciplinarios a los fiscal pero ninguna medida contra Aranda. Fue el fiscal general del Estado, en nombre de una inexistente propuesta de Martínez Zato, quien, en la confusión del momento, se desembarazaba de Aranda.
Los expedientes disciplinarios siguen su curso. Y como era previsible, lo único seguro se ha cumplido ayer: la separación de Aranda. Este hombre está ahora en espera de destino'. El supuesto gesto de autoridad del fiscal general -ni fiscales rebeldes ni jefes débiles- se revelaba así abiertamente asimétrico. Quien denunció que desde la presentación de la querella contra Banesto existía en la fiscalía un grupo de presión responsable de irregularidades constatadas por la inspección estará mañana fuera de la Audiencia Nacional. Para que también salgan los fiscales objeto de esa inspección deberán resolverse en tal sentido los expedientes contradictorios abiertos.
