Los militares en su Pascua

Mediodía en Palacio. Fiesta de la Pascua Militar. Salón del Trono en día de grande solemnidad. En el centro, en pie, los Reyes y a su lado el Príncipe de Asturias, el Gobierno y otras altas jerarquías del Estado les flanquean, vestidos con chaqué los caballeros y traje largo las damas según corresponde a la ocasión. Enfrente, en formación, con uniforme de media gala y guante blanco, las representaciones de las diferentes clases de tropa y de los oficiales, jefes y generales del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, encabezadas por sus respectivos jefes de Estado Mayor. En algún lugar de honor los laureados con la Cruz de San Fernando. El acto se atiene a las pautas estrictas de un protocolo bien establecido.(Se trata de un día noticioso en blanco, pero ni por ésas los informativos de TVE le conceden relevancia alguna. Los de la Primera prefieren afanarse en el enmascaramiento de los resultados de una encuesta de opinión desfavorable. Animan a la hueste popular y hablan de un alentador recorte de distancias entre PP y PSOE, callando quién va por delante. Se abstienen también de proclamar la mejor estimación otorgada a González entre los sondeados y prefieren equipararla prácticamente con la de Aznar).

Habla primero el titular de Defensa, Eduardo Serra, para dar cuenta de realizaciones y propósitos en el ámbito de las Fuerzas Armadas. Enfoca su atención sobre los proyectos de supresión del servicio militar obligatorio y de plena profesionalización de las Fuerzas Armadas. Aporta garantías sobre el engarce de mandos y responsabilidades que corresponderán a España en la nueva estructura militar de la Afianza Atlántica. Con ello, intenta disipar los recelos y fantasmas sobre el archipiélago canario que se empeñan en difundir algunos medios informativos de tan probada afinidad con el Gobierno como permanente hostilidad al ministro. Algún avieso observador comenta enseguida en voz baja que ninguna de las dos cuestiones capitales del sobrio discurso -abolición del servicio militar obligatorio y plena integración en la estructura militar de la OTAN- figuraba en el programa con el que se presentó el Partido Popular a las elecciones del 3 de marzo.

(Reconózcase que el ministro, en su intervención ante tan escogido auditorio, mantiene en todo momento la voz y la compostura, aunque esa misma mañana un diario con titulares de primera a toda página tratara de situarle en inferioridad de condiciones con el reproche de supuestas malas compañías durante su último tránsito por la sociedad civil. El peculiar y desarrollado sistema periodístico español que permite pasar de la yuxtaposición a la causalidad, es decir, que autoriza a extraer de la contigüidad entre hechos su causalidad sucesiva, servía en este caso para que Serra fuera acusado. La causa: haber presidido una empresa, Desafío Copa América, en cuyo Consejo se sentaba también Carlos García Pardo, en aquel entonces al frente de Dorna, que gestionaba los intereses deportivos del Banesto, entidad en la que estaba encumbrado Mario Conde, primo hermano de los hijos de Zebedeo, que investigaron el color del caballo blanco de Santiago ... ).

Llega el momento de las palabras del Rey, que cierran la celebración formal antes de servirse la copa de honor. En otras ediciones análogas, esas palabras regias tuvieron necesidad de adoptar el tono de la advertencia o la urgencia de servir al propósito de la pedagogía. Esta vez las palabras del Rey quieren ser de Afecto a los integrantes de las Fuerzas Armadas, de reconocimiento por la entrega puesta en el cumplimiento de sus misiones también en el área internacional, de ánimo ante las dificultades presupuestarias con que se enfrentan y de estímulo a los Ejércitos para que sigan mereciendo el aprecio y el respeto de sus compatriotas.

(Entretanto se recomienda consultar el volumen Ciudadano soldado. La Constitución y el servicio militar, escrito por David Blanquer (Editorial Cívitas). Entre sus conclusiones teóricas figura en primer lugar que la sujeción de los militares al poder constitucional más que de la incorporación de los ciudadanos a los Ejércitos deriva de la negación de autonomía al ordenamiento jurídico castrense respecto a las demás Administraciones Públicas. Otro libro de interés para acompañar estos momentos es El soldado desconocido. De la leva a la mili, escrito por Fernando Puell de la Villa (Biblioteca Nueva). Su lectura permite advertir cómo el actual sistema de reclutamiento, vigente sólo desde 1912 con algunas modificaciones, significó un verdadero revulsivo social. Además prueba que nada hay de nuevo en la objeción de conciencia y aporta antecedentes para saber los inconvenientes derivados de la profesionalización del oficio de soldado).