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El Marsella se gastó más de 2.250 millones en amañar partidos

El juez de instrucción es tajante: las cuentas del Olympique de Marsella (OM), entre 1987 y 1993, es decir, bajo la presidencia de Bernard Tapie, no justifican la desaparición de 101.410.266 francos (unos 2.250 millones de pesetas). En algunos casos sí es posible seguir el rastro de las sumas volatilizadas de sociedad fantasma en sociedad fantasma, de Luxemburgo a Suiza, y de ahí a Liechtenstein para luego desvanecerse en Panamá.

El juez Pierre Philipon lo escribe así: las artimañas más ilegales han sido utilizadas para el traspaso de jugadores -préstamos falsos, desviación de fondos a través de facturas también falsas o facturas falsas a nombre de sociedades off-shore o de intermediarios remunerados de manera exagerada-. Todo ha valido para evitar que la fortuna interviniese en el resultado de un partido. El OM ha invertido grandes sumas con el objetivo de falsear la competición deportiva.El OM ganó cuatro veces la Liga, una vez la Copa de Francia, y disputó en dos ocasiones la final de la Copa de Europa, venciendo en 1993. Este es el impresionante palmarés deportivo de la era Tapie, un palmarés que ahora aparece bajo sospecha. El escándalo empezó en mayo de 1993, cuando unos jugadores del modesto Valenciennes denunciaron haber sido contactados por directivos del OM, para pedirles que no pusiesen demasiado entusiasmo en el encuentro que debía enfrentar a ambos clubes.

A partir de ahí, de las irregularidades contables del club y de las declaraciones de algunos directivos arrepentidos, ha sido posible ir tirando del ovillo, aunque muchos de los cabos quedan sueltos porque la cooperación internacional en materia de justicia deja mucho que desear.

En efecto, según Jean Pierre Bernés, ex director general del OM, su equipo compró al árbitro austriaco Kohl, juez del enfrentamiento eliminatorio entre los franceses y los griegos del AEK Atenas. El OM ganó. Un intermediario, el croata Ljubo Barin, reconoce haber entregado 310.000 francos a Kohl. Pero éste ya no puede ni confirmarlo ni desmentirlo, porque el hombre murió en 1992. Otro intermediario, Spiros Karageorgis, que parece haber ayudado a que el OM se deshiciese del Brujas belga, acudió en su momento voluntariamente a declarar en favor de la honradez de Bernard Tapie. Hoy se sabe que su testimonio voluntario fue pagado por el OM, y el hombre dice no querer hablar porque "en ello va mi seguridad".

El Spartak de Moscú, que fue ampliamente goleado en su visita a la ciudad mediterránea, parece haber ganado en cambio más de 2.200.000 francos (más de 55 millones de pesetas) gracias a las facilidades dadas a los delanteros franceses. El ex entrenador del Nantes, Miroslav Blazevic, al ser interrogado por Philipon, ha dicho que "éramos muchos los que sabíamos que, desde 1989, el OM gastaba dinero para ganar partidos, ya sea dándoselo a los árbitros o a los clubes contrarios".

El escándalo OM no sorprende si no es por su magnitud y por el volumen de las cantidades manejadas. Que el OM de Tapie compró parte de sus éxitos no era ningún secreto. Ljubo Barin admite haber investigado, siempre a cuenta del OM, sobre la honestidad de ciertos colegiados, dato que confirma el intermediario holandés Rutid Bonrwit. Además el OM gozó de una cierta impunidad por parte del entonces ministro Michel Charasse, para quien las irregularidades del club de Tapie se situaban sólo en el terreno fiscal, común a otros clubes, pero nunca en el del delito común. Ahora el juez Philipon habla de "falsificación y utilización de documentos falsos", de "abuso de confianza" y de "corrupción y soborno".

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