La BBC se prepara para el siglo XXI
La cadena británica trata de mantener su carácter de servicio público en la era digital
La BBC miró al pasado en 1996 al celebrar el 60º aniversario de la emisión de su primer programa, el 2 de noviembre de 1936. Durante las conmemoraciones no se olvidó, sin embargo, de los desafíos del futuro y, en particular, de la llegada de la televisión digital. La cadena pública británica participará en la revolución digital frente a los competidores comerciales internacionales, la British Sky Broadcasting (BSkyB), entre ellos. Su oferta de programación se ampliará en los próximos años. Además de sus dos pilares, BBC 1 y BBC 2, la corporación ofrecerá nuevos canales por suscripción, incluidos un servicio de noticias ininterrumpido y sistemas interactivos de comunicación.Pero los rivales e la BBC marchan a mayor velocidad. El magnate norteamericano de origen australiano, Rupert Murdoch, propietario de BSkyB, anunciará en breve la entrada en producción de los primeros descodificadores digitales que llevarán a los hogares británicos decenas de canales de televisión. Mientras, el Gobierno británico prepara la legislación y normativa pertinente que garantice el éxito de la revolución digital y la competitividad del mercado-.
El avance de BSkyB preocupa a la BBC, cuya financiación depende directamente del Gobierno. Es el Ejecutivo quien fija la tasa de la licencia anual -equivalente al 95% de los ingresos de la BBC- que los propietarios de aparatos de televisión pagan en el Reino Unido. El Gobierno aceptó recientemente una mínima subida del precio de la licencia, de 86,5 libras (unas 19.000 pesetas) el año pasado hasta las 91,5 libras (unas 20.000 pesetas) que se pagarán en 1997, y su gradual incremento en los próximos cinco años. Una concesión inferior a la solicitada por la dirección de la BBC, pero suficiente para responder al reto digital durante los tres primeros años. Con esta fórmula, la BBC se garantiza unos ingresos hasta el año 2.001 de 9.000 millones de libras.
Para entonces, la corporación habrá concluido su reestructuración en tres divisiones independientes: programación, retransmisión y servicios técnicos. Su programa de reducción de costes -unos 280 millones de libras en los últimos tres años (alrededor de 62.000 millones de pesetas)- se ampliará hasta alcanzar un 15% extra para el 2001.
Sesenta años después de su fundación, la BBC equivale a calidad. La reputación de sus siglas es suficiente salvaguarda en todos los mercados internacionales. Pero, en la era digital, deberá demostrar que también un servicio público de televisión puede aspirar a ser un líder mundial.
Sus planes al respecto son, de momento, tímidos e insuficientes para contrarrestar los recelos de un buen número de observadores. Deporte y cine serán los campos indispensables que garanticen un creciente incremento de los niveles de audiencia. Y las negociaciones para obtener los derechos de retransmisión son encarnizadas. De hecho, el precio de los derechos audiovisuales de los acontecimientos deportivos ha subido ocho veces en los últimos 10 años.
Derechos deportivos
BSkyB ha ganado ya los derechos de transmisión de los principales encuentros de fútbol, el torneo de rugby de las Cinco Naciones y otros eventos deportivos. Y lucha por hacerse con los partidos de críquet y el prestigioso torneo de tenis de Wimbledon que, merced a una concesión del Gobierno, se retransmite todavía por la BBC.Concentrándose en los contenidos que lidera actualmente (programas dramáticos, de naturaleza, informativos y documentales), la BBC podría mantener el nivel de calidad a la que están acostumbrados los espectadores. Perderá audiencia pero, como señaló un reciente editorial del Financial Times, caminará hacia su propia destrucción si pretende mantener su tradicional oferta generalista, es decir, si pretende agradar a todos los públicos.
Las alianzas comerciales son, por otra parte, inevitables. En un principio, la BBC y otras compañías de televisión terrestre deberán transmitir sus canales digitales a través del sistema de SkyB, que tiene revisto comenzar hacia finales de 1997. En este terreno, el Gobierno británico prepara un texto legislativo fruto del compromiso entre ambos sectores. "El objetivo es crear un escenario donde las compañías de televisión compitan independientemente de quien controle la propiedad de la red de transmisión", ha señalado el responsable del Ejecutivo en medios de comunicación, Don Cruishanck.
Paralelamente, la BBC negocia con Flextech, empresa norteamericana cuyo principal accionista es Tele-Communications Inc (TC1), operador de televisión por cable. Un acuerdo con TCI garantizará a la cadena pública británica un medio alternativo para distribuir sus prometidos canales de pago. Y podría ser, al tiempo, la vía de entrada al mercado norteamericano, donde la oferta de la BBC, incluido su canal de televisión BBC Worldwide, no ha cuajado aún.
La marca global BBC está en juego. Deberá triunfar comercialmente en un mercado nuevo y cada vez más competitivo. Y para mantener su tradicional prestigio deberá equilibrar su programación de pago con su naturaleza de servicio público para las próximas generaciones.
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