Metralletas navideñas
Desde hace unos días, asistía siempre desde mi ventanilla en el autobús, al montaje del ya tradicional Cortylandia, artificial paraíso -pero. paraíso, a fin de cuentas- para muchos niños que van allí en navidades. Yo de pequeña también iba para hablar con los Reyes Magos toda ilusionada. Y un poco de esta emoción me retornaba dentro, y por eso cada mañana iba siguiendo el desarrollo de esta construcción.Era como un glaciar, todo de hielo blanco muy bonito, pero, en esta mañana de lunes, la que me he quedado helada he sido yo. Formando parte de la escenografía, a modo de defensores a lo Power Rangers, varios muñecos robots metálicos, metralleta en mano, vigilan desde lo alto de la hasta entonces bonita construcción. Es impresionante la metralleta. Alguien se ha tenido que equivocar, porque la Navidad y las metralletas... ¿no son incompatibles? (Me da igual que sea la guerra de las galaxias, es guerra lo mismo).Te dan ganas de ir al trabajo en metro, pero he pensado que era mejor dedicar cinco minutos de mi trabajo de hoy en el despacho a escribirle.-
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