Calma invernal
Aunque parezca lo contrario, pocos de los que aspiran a ganar el Tour trabajan más que Induráin
Como locos van los italianos; como locos también van unos cuantos franceses. En noviembre, apenas tres semanas de vacaciones, en lugares que los ciclistas consideran exóticos, casi siempre islas -Maldivas, Antillas, Mauridio, Tahití-, pero siempre con la bicicleta a cuestas, aunque sea para pequeños paseos en familia. Nada de engordar en exceso, que eso se paga cuando comienzan los entrenamientos en serio. Y ese momento ya ha llegado para todos aquellos que quieren comenzar la temporada arrasando, es decir, para italianos clasicómanos y ganaetapas; es decir, para los hombres fuertes de la ONCE, que, fieles a su costumbre de los dos años anteriores, empiezan a tope, descansan en abril, y vuelven a tope en julio. Pero para aquellos grandes que piensan que la temporada es el Tour y comienza en julio, es decir, para los Virenque, Riis, Ullrich, Olano, Rominger e incluso Induráin, si sigue, todavía no es tiempo de machacarse.Si los equipos italianos ya han comenzado las concentraciones en serio, si los de la ONCE, los Jalabert y Zülle, ya reciben a diario el fax con fuertes ejercicios de gimnasio -hay que trabajar la musculación y la fuerza que exige el uso de cada vez más fuertes desarrollos-, natación y paseos por el bosque, los demás van más a su aire, aún en el proceso de desentumecer músculos y empezar a perder grasas superfluas. Todos hacen como Induráin, más o menos. El danés Bjarne Riis, último ganador del Tour, inauguró el año pasado la moda de la preparación ultra específica para una cita. Lo fuerte comenzará en marzo, con la primavera. Ahora, en invierno, trata de no oxidarse y de huir del frío de su país de residencia, Luxemburgo. Así que nada mejor que establecerse en Canarias. Allí, Riis, acompañado del aficionado danés afincado en Pamplona Jorgensen, ha montado su pequeño campo de entrenamiento y diversión. Su segundo en la ronda francesa y compañero de equipo, el alemán Jan Ullrich, también ha abandonado su frío país y en compañía del bello Mario Cipollini se ha instalado para invernar en el sur de España, en Estepona, al lado del sol. No hacen gran cosa, pero al menos se divierten en plan cicloturistas y no cogen frío. Todos ellos piensan en el Tour y no están aún impacientes por no perder ni un día. Como tampoco lo está Abraham Olano, el hombre que si Induráin se retira o cambia de equipo liderará al Banesto en la Grande Boucle. El guipuzcoano se ha pasado el fin de semana en Italia, donde Fausto Pinarello le ha tomado las medidas para un nuevo modelo de bicicleta contrarreloj -idéntico al que manejarán Riis y Ullrich, también usuarios de Pinarello- y donde su médico particular, Michele Ferrari, le ha detallado el plan de preparación y carreras para el año que viene, en el que parte del Tour se fíjará en la Vuelta y el Mundial. Este año, a diferencia del pasado en que comenzó sus entrenamientos serios en suráfrica durante las Navidades y Reyes, Olano no saldrá de España -se ha construido una casa en Denia, donde el tiempo es mejor que en su Guipúzcoa habitual- y, como comenzará a competir en serio bien entrado marzo, no hará grandes esfuerzos hasta el año próximo, en que efectuará una de sus habituales concentraciones en zonas montañosas.
Hace un par de años, Manolo Sáiz asombró al mundo con la forma de preparar a sus corredores para que cubrieran toda la temporada. Así, en 1995, Jalabert destacó en las carreras de marzo y las duras clásicas de primavera; después brilló en el Tour y ganó la Vuelta en septiembre. Zülle hizo, sobre todo, un buen Tour -quedó segundo tras Induráin- El año siguiente, el plan, en lo que se refiere a Jalabert, no salió tan perfecto, pero para el 97, la ONCE no quiere que nada falle. El miércoles, sus corredores cogerán ya la bicicleta en serio. Llegarán a febrero más preparados que nadie del entorno, al estilo italiano. Son la excepción en el plácido mundo que es diciembre para los grandes.
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