Irritación en el partido de Pujol por las conclusiones del congreso de Unió

Dirigentes de Convergéncia Democrática expresaron ayer en público y en privado su irritación por el resultado del congreso de Unió Democrática y vaticinaron que si sus socios democristianos van más allá de las palabras en su política de diferenciación, la continuidad de la coalición corre peligro. Jordi Pujol reconoció ayer que "obviamente [la coalición] queda en una situación delicada", aunque no quiso hablar del asunto porque aún no se había entrevistado con el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida. Pocos dirigentes de CDC creen, sin embargo, que esta crisis desemboque en una ruptura de la coalición, al menos de forma inmediata. Sin Unió, ni hay mayoría de Convergéncia con el PP en el Parlament ni se puede ser decisivo en el Congreso de los Diputados. Dirigentes de CDC que en los últimos años aconsejaron a Pujol que rompiera con Duran antes de que fuera demasiado tarde se estrellaron con el instinto de supervivencia del presidente.

El secretario general de CDC, Pere Esteve, declaró que la coalición "ha tenido sentido durante muchos años y continuará mientras tenga sentido", con lo que abría un interrogante sobre el futuro de ClU.

Esteve es partidario de no sacar conclusiones precipitadas y esperar a ver cómo se concretan en la práctica las políticas aprobadas por Unió que no coinciden con las de Convergéncia. Pero lo que queda es la voluntad de Unió de marcar distancias respecto a Convergéncia, cuestionando incluso la autoridad de Jordi Pujol, "algo a lo que hasta ahora no se habían atrevido", en palabras de un miembro de la dirección de CDC.