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Duran se atreve a dibujar un futuro sin Pujol en el que Unió este libre de ataduras

Josep Antoni Duran Lleida abordó ayer un asunto tabú en CiU: la futura sustitución de Jordi Pujol. En la jornada inaugural del 20º Congreso de Unió Democrática de Catalunya, el líder de UDC vaticinó que no habrá nadie que sustituya a Pujol. Será la "normalidad" la "única sustituta" de "quien es y será todavía durante unos cuantos años un gran presidente". Esa normalidad se traducirá en mayorías relativas y gobiernos compartidos. "Y no pasará nada" apostilló. En otro momento recordó, como de pasada, que en otros países "similares al nuestro" la democracia cristiana gobierna con liberales, socialistas e incluso eurocomunistas.

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Estas reflexiones se contenían en el informe de gestión del comité de gobierno de UDC, el socio democristiano de Jordi Pujol. El pospujolismo, es decir, la etapa que se abrirá en la vida política catalana tras la desaparición política de Pujol, es una preocupación que comparten la oposición y los partidos que forman la coalición gobernante, pero no es habitual que estos últimos lo expresen en público.Que preocupa a la coalición lo reconoció ayer Duran, cuando censuró a todos aquellos que, desde la propia CiU, "hacen cábalas sobre previsiones de sucesión y proclaman a los cuatro vientos pactos personales en ese sentido". Que la prensa hable del pospujolismo es comprensible, añadió, pero no lo es "que se hable en el seno de la coalición con una cierta obsesión".

Duran se apresuró a desvincular a Unió de esa obsesión. Debe interpretarse, pues, que son dirigentes de CDC quienes hacen cábalas sobre las previsiones sucesorias. Y en UDC no participan de esa obsesión, entre otras razones porque sus dirigentes están convencidos, dijo Duran, "de que no habrá sucesor y que, aunque lo hubiere, no será personal". Admitió indirectamente que el debate sobre la sucesión es un motivo de enfrentamiento entre Unió y Convergencia -desde el segundo partido se observa con recelo el protagonismo de Duran, que algunos atribuyen a ambiciones sucesorias-, cuando, en el mismo contexto, agregó: "Si alguien quiere, poner al presidente Pujol en dificultades en las próximas elecciones, sólo necesita ir provocando una ruptura o debilitamiento de la coalición".

Pero también Unió está tomando posiciones para un futuro sin Pujol. Lo reconoce implícitamente el propio informe de gestión, que obtuvo el apoyo del 90,7% de los delegados. Después de destacar al papel desempeñado por CiU al garantizar el autobierno catalán desde 1980, Duran afirmó: "Esto ha servido, y mucho, para un tiempo, para una realidad y para una generación. Ahora son otros tiempos, otras realidades y otras generaciones las que van tomando el relevo".

El informe de gestión recoge antiguos y nuevos agravios hacia Convergéncia. Y también la propuesta de forjar una política unitaria catalana para hacer frente común ante el Gobierno central en todo aquello que hace referencia al incremento del autogobierno, aun a sabiendas de que es rechazada por Pujol.

El presidente catalán insistió ayer mismo en su desacuerdo con la propuesta de UDC durante una visita al Penedés. Pujol recordó que CiU tiene una política definida que ha conseguido el traspaso de muchas competencias, así como "estabilizar y consolidar nuestra política lingüística en los colegios". Según informa Imma Martos, Pujol advirtió a Duran que ésta es la política "que ha hecho Convergencia y que queremos seguir haciendo". "Veremos si Unió la quiere o no", subrayó después de asegurar que estaba pendiente de las decisiones del congreso democristiano para perfilar mejor su posición.

Al abordar la estrategia del partido, Duran subrayó que los objetivos del autonomismo ya no son útiles y deben ser sustituidos por los de soberanía política, que no es independentista porque no está reñida con la interdependencia entre Cataluña y España. "La nuestra", precisó Duran, "no es una formulación contra España, sino contra una idea de España que nos niega cómo somos y queremos ser, y nos limita". En su opinión, se asiste a un "cierto revival de la España una", que antes la enarboló el PP y ahora lo hace el PSOE. Muy crítico se mostró con la reforma de algunos estatutos del artículo 143 que reconocen el carácter de nacionalidad a quienes antes se contentaban con ser región. "Las Cortes españolas se acaban de atribuir la competencia, como si se tratara de una oficina de marcas y patentes, de otorgar títulos de nacionalidad mediante la reforma de facto de la Constitución", señaló.

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