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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Jubilados y préstamos

Me ha convencido, es decir, me han convencido. La "Tercera Edad", "los mayores" (como quieren que se nos llame), es decir, "los viejos" o "los jubilados", que es lo que somos realmente, no somos personas aptas para vivir y disfrutar. No, somos los trastos arrinconados por una sociedad hipócrita que nos olvida y nos desprecia. Y aquel que no lo crea, si tiene más de sesenta años, que se acerque a cualquiera de los cientos de bancos que florecen por todas partes y pida un pequeño préstamo.¡Solicitar un préstamo! Yo he visitado todas las instituciones bancarias solicitándolo. Me encuentro en situación de poder

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hacer frente a los gastos que pueda ocasionar dicho préstamo, y así lo han reconocido todos los bancos, pero, amigos, tengo 66 años; por tanto, no tengo derecho a nada de lo que ellos pregonan a bombo y platillo, es decir, no tengo derecho a que se me conceda un préstamo. El Banco de España da las órdenes. Ningún préstamo a los españoles que durante su vida y con su trabajo han ayudado a llenar sus arcas. Ahora ya no les interesamos, por tanto, cuando antes nos muramos, mejor. Por lo menos eso es lo que dan a entender con sus órdenes y leves.

Claro que saben muy bien disculparse; nos ofrecen un camino, ¡y qué camino! El préstamo se hará efectivo en 24 horas si presentamos un avalista "joven", con un buen sueldo fijo, y en la mano la escritura de propiedad de su propia vivienda. Esto es de risa o, mejor aún, de echarse a llorar. ¿Los jóvenes tienen comprada la vida? Por lo visto, sí. ¿Los viejos la tenemos vendida?

Ésta es su ley. Los bancos nos cierran las puertas porque tenemos "muchos" años (¡qué sabrán ellos de lo que es tener muchos años!) para concedernos un préstamo. Tener muchos años no es ser viejo, es sentirse viejo, es no tener ilusiones ni ansias de vivir.

Muy agradecida por su atención, le saluda una "anciana" de 66 años que todavía no ha perdido las ansias de vivir y sigue teniendo las mismas ilusiones que tenía cuando, de haber pedido un préstamo al banco, éste no se lo hubiese negado.-

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