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Milosevic silencia la radio independiente ante la extensión de protestas callejeras

El Gobierno serbio respondió ayer al acoso callejero de la oposición cerrando la emisora independiente de Belgrado Radio B92, la única que informaba de las manifestaciones masivas que desde hace dos semanas piden la dimisión del presidente Slobodan Milosevic. EE UU ha advertido que no permanecerá con los brazos cruzados si la policía serbia reprime por la fuerza las protestas pacíficas. Washington ha trazado a Milosevic una línea roja y si la traspasa, sufrirá otro embargo económico. Por primera vez, un grupo de jueces del Supremo abrió ayer una grieta en la maquinaria del Estado que Milosevic controla de modo absoluto desde hace nueve años.

Cinco magistrados han publicado una carta en el único diario independiente del país, Nasa Borba, en la que acusan a sus colegas del máximo tribunal de sumisión política al líder serbio a propósito del fraude electoral que está en el origen de la protesta popular. "El Tribunal Supremo no ha tenido la fuerza y el coraje de dar al electorado lo que le pertenece en base a los resultados de las elecciones", escribe el juez Zoran Ivosevic.El Supremo anuló los resultados de la segunda vuelta de los comicios locales serbios del 17 de noviembre, ganados mayoritariamente por la oposición, alegando irregularidades sin concretar. La comisión electoral, a las órdenes del poder, convocó entonces una tercera vuelta en la que los ex comunistas proclamaron su victoria.

Radio 1392, a la que acompañó en la decisión gubernamental de cierre la emisora estudiantil Radio Index, recibió un comunicado del Ministerio de Comunicaciones en el que se informaba al director de la emisora de que "operaba ¡legalmente". Simultáneamente, los medios de información controlados por el partido ex comunista gobernante -virtualmente todos los electrónicos y casi todos los relevantes impresos- han escalado sus ataques contra la heterogénea coalición opositora Unidos, a la que califican de "albergar terroristas y pretender conseguir el poder por la fuerza".

Decenas de miles de personas, entre 40.000 y 100.000, según las estimaciones, ocuparon ayer de nuevo las calles de la capital para pedir el fin del régimen de Milosevic y protestar por el fraude electoral que ha privado a la oposición de la mayor parte de las ciudades en los comicios municipales.Por segundo día consecutivo, la policía paramilitar hizo un formidable despliegue de fuerza. No se produjeron incidentes y uno de los líderes opositortes, Vuk Draskovic, pidió la liberación inmediata de los 32 detenidos desde el domingo. El Gobierno canceló una sesión parlamentaria, que iba a ser aprovechada por los manifestantes, con el pretexto de "desratizar y desinfectar" el edificio de la asamblea.

Washington toma partido

La administración estadounidense, dividida entre la consideración de Milosevic como un elemento clave en el proceso de paci5cación de los Balcanes y el deseo de responder a las peticiones de socorro de la oposición, ha terminado por tomar partido. Como un primer gesto simbólico, ayer retiró su invitación al Gobierno serbio para participar en las conversaciones de ministros de Asuntos Exteriores que deben comenzar hoy en Ginebra sobre cooperación económica en la Europa suroriental."Nuestro Gobierno", declaró el portavoz de la diplomacia norteamericana, Tom Burns, "ha dejado perfectamente claro tanto pública como privadamente a las autoridades serbias, que Estados Unidos considerará un ultraje cualquier intento de utilizar la fuerza contra los manifestantes".

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Burns informó que Washington ha protestado por las dificultades impuestas por el régimen de Belgrado para cubrir los acontecimientos a la prensa nacional e internacional. Estados Unidos mantendrá bloqueado el acceso de Serbia y Montenegro, a los organismos financieros internacionales como castigo por la anulación de las elecciones municipales y considera una "posibilidad factible" el restablecimiento de todas las sanciones económicas contra Belgrado. Esas sanciones fueron levantadas el pasado diciembre como recompensa a la participación de Milosevic en los acuerdos de Dayton que pacificaron Bosnia tras tres años y medio de guerra. "Nos reservamos el derecho de adoptar cualquier acción necesaria", dijo Burns.

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