"Cuando bailo, en Madrid me besan los pies"

Baila su taconeo cargada con dos kilos de ghurunghurus en cada pie -cascabeles que tintinean a cada paso- Sharmini Tharmaratnam es una bailarina de danza hindú originaria de Sri Lanka, aunque vive desde hace cinco años en Madrid. "Vine aquí por el flamenco, pero luego vi también El Corte Inglés", bromea Sharmini. Vino para recorrer el camino que siguieron los gitanos desde la India hasta el sur de Europa, pero se quedó aquí para bailar y dar clases de kathak, una danza del norte de la India que funde la filosofia hindú y la cultura mongola (moghul). Aunque suene muy lejano, hay quienes no pueden vivir sin el tintineo de los ghunghurus; como cinco monjas de clausura hindúes del convento de Nuestra Señora de la Salud, en Garrovillas (Cáceres), para las que actuó en una ocasión a petición de la madre superiora, que pretendía así mitigar la morriña que sentían sus hermanas. Sharmini ha bailado con Pepe Habichuela y Celia Montoya y ha aparecido en un fugaz taconeo junto a Joaquín Cortés en La flor de mi secreto, de Almodóvar.Pregunta. ¿Gusta aquí su baile?

Respuesta. La gente cuando me ve bailar se tira al suelo a besarme los pies. No llegan a decir olé porque no se atreven, por tratarse de un baile divino.

P. ¿Cuál es su sitio en Madrid?

R. Aquí quieren meter a todos en cajitas y a mí me ponen en la de los pobres inmigrantes.

P. ¿Y los flamencos le han hecho un hueco?

R. El mundo flamenco me abrió las puertas por mi color y mi sangre. Pero he hecho el experimento de juntar músicos flamencos e hindúes y en vez de fusión ha resultado un combate. La música hindú es muy de cabeza y la flamenca, del corazón. Pero sí tenemos cosas en común, como las bodas, la dote y la familia.

P. ¿Dónde está Sri Lanka en Madrid?

R. En el metro vendiendo fulares. Es gente muy pobre, que luego envía el dinero a sus familias de allí. Los ricos han puesto tiendas de electrodmésticos y telas y tienen sus círculos propios. Algunos pertenecen a la secta Sai Baba, un religioso que vive en el sur de la India y que tiene grupos de adeptos en todo el mundo.

P. Nos deja para. mudarse a Delhi.

R. En Delhi ahora he notado que surge un movimiento parecido al de Madrid cuando nacía Ketama. Madrid es una ciudad difícil desde el punto de vista profesional. Hay quien dice que es un poco cateta, porque la oferta de actos es exagerada, pero faltan cosas de buen nivel.

Danza hindú. Sharmini, acompañada por Dhroe Nankoe -cante- y Alphoris Wertwijin -percusión-. El Espejo. Juan Pantoja, 6, 1º. 21.00 horas. Precio: 1.000 pesetas.