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"En Asia se está jugando el futuro de la humanidad"

Tras desempeñar durante dos anos el puesto de embajador en Seúl, Carlos Alonso Zaldívar (Bilbao, 1946), asesor de política exterior en los últimos Gobiernos socialistas, vuelve a España con un nuevo libro bajo el brazo, una obra densa en la que trata de responder a la pregunta de qué puede pasar en el mundo en los próximos 25 años y qué se puede hacer para evitar la barbarie. Variaciones sobre un mundo en cambio (Alianza Editorial) no pretende predecir acontecimientos, sino explicar y prevenir las tendencias, los desafíos y las amenazas que se ciernen en el horizonte tras estallar en pedazos el orden mundial de la guerra fría con la caída del muro de Berlín.El primer reto, en su opinión, es la evolución de Asia, un continente "en el que se está jugando el futuro de la humanidad". "Si los casi 3.000 millones de personas que viven en China, India, Indonesia, etcétera, son capaces de resolver sus problemas por sí mismos se podrá atender a los mil millones más pobres y la humanidad saldrá adelante. Si no es así todo se irá a pique". Pero ese proceso no está libre de peligros: "El enfrentamiento entre un Oriente esperanzado y un Occidente al que el futuro le da miedo será un terreno fácil para los demagogos y los especuladores de la emoción".

Zaldívar cree que el nuevo orden mundial puede ser mejor que el anterior, pero la tarea requiere un esfuerzo intelectual y político y lo que se ve por ahora, como ilustra la crisis de Zaire, es que hay "bastante emoción disponible y poca razón actuante. Es una locura que la disyuntiva sea dar la vida o dar la espalda". Hay que dejar de pensar en términos Este-Oeste porque "los instrumentos de poder están variando. La capacidad militar está perdiendo terreno ante la capacidad económica, los bloques militares ante las grandes aéreas de concentración económica, lo ideológico ante lo cultural".

Este proceso, según Zaldívar, está "rompiendo los esquemas básicos de los últimos años". "El paradignia del capitalismo civilizado, según el cual, si un país crece todo el mundo mejora no se está cumpliendo. EE UU lleva 10 años creciendo y no todo el mundo ha mejorado. Por otra parte, la vieja idea de la izquierda de que los países ricos crecen a costa de los pobres es desmentida por la experiencia de Oriente. Tres mil millones de habitantes han acortado distancias con Occidente en los últimos anos con unas tasas de creciemiento superiores al 7% anual".

La extensión del libre comercio y de la competencia mundial facilitada por el desarrollo tecnológico, la llamada globalización, no le preocupa a Zaldívar que cree no sólo posible evitar sus defectos -debilitamiento de la autoridad de los Estados y de la cohesión e identidad cultural de las sociedades- sino que considera que dicho proceso permite reducir las diferencias sociales. De hecho, afirma, "la apertura económica de España ha supuesto un aumento del nivel de renta de la población".

El futuro de Europa

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En cuanto al futuro de la Unión Europea, Zaldívar sostiene que pese a todo, "en los últimos 20 años el interés común ha ido limitando el interés nacional", y advierte que "es un error ver a Europa como una nación más grande". "Estoy en contra de aquellos que dicen que el Estado-Nación está agotado y pretenden crear otro más pequeño (Cataluña, Euskadi) o uno más grande (Europa). Como dijo Jacques Delors, Europa es un objeto político no identificado, una experiencia que se vive cada día y cuya construcción no tiene nada que ver con el nacimiento clásico de una nación basada en la existencia de un enemigo, en la armonización fiscal y en un ejército común". En este contexto, el interés de España es sin duda "estar dentro y en el centro".¿Cómo evolucionará Estados Unidos? ¿es posible la democracia en Rusia? Zaldívar responde que EE UU "busca un nuevo papel en la escena internacional" consciente de los límites de su poder económico. "El peligro está", afirma, "en que ante la duda sus gobernantes cedan a la política doméstica". "Si esto es así, como está ocurriendo en España, algunos ganarán votos pero caminaremos hacia el desastre" En su opinión, la política del presidente Clinton ha evitado hasta ahora "el complejo de superpotencia única, que cree aún posible dictar su política a los demás y la tentación aislacionista".

En cuanto a Rusia, un país crítico para la vida internacional, considera que "una Rusia democrática no se parecerá nunca a un país occidental por su dimensión y por su historia". Desde su punto de vista, si las fuerzas democráticas superan a las nacionalistas, Rusia será compatible con Occidente, si no "se vivirá una nueva fase de guerra o paz fría".

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