Roig acepta la dimisión de Luis Aragonés
"Es muy difícil trabajar así". Luis Aragonés creyó que había llegado el momento de recobrar su grandeza. Cansado de que pusieran su cabeza en juego tantas veces, el técnico madrileño llamó a Roig tras el encuentro y se adelantó a la sentencia. "No me juego más la cabeza en un partido", añadió Aragonés con cierta socarronería. Según el técnico, el presidente aceptó la propuesta.Tras varios meses de agonía, Aragonés buscó la mejor salida posible, no sin antes elogiar a la plantilla, que volvió a manifestarse de su parte cuando se supo la noticia. "El mister estaba sufriendo mucho desde agosto", señaló Engonga, que elogió el trato con Aragonés. "Es un hombre que siempre dice las cosas de cara"
"Las relaciones no eran buenas y debíamos ser inteligentes y tomar una decisión", agregó Aragonés, que se ratificó en sus insultos al consejero Jaime Molina, al que llamó "bufoncete mentiroso". El próximo jueves, Luis se despedirá de la plantilla.
Ningún entrenador sobrevive a un choque frontal con su presidente. Y Luis Aragonés tampoco.
El técnico se enfrascó desde el inicio de la temporada en una guerra sin cuartel con el presidente del club, Francisco Roig, por la configuración de la plantilla. Luis quiso hacer un equipo; Roig, otro. Y al final entre ambos se encargaron de devaluar un conjunto que, sin ser nada del otro mundo, tampoco era para arrastrarse por el campeonato, como ha sucedido en las últimas jornadas de Liga. De momento, el segundo entrenador, José Manuel Rielo, se encargará de dirigir al equipo, a la espera de la contratación de un nuevo técnico. Entre los candidatos figuran el entrenador italiano Nevio Scala, ex del Parma, y el preparador hispano argentino Jorge Valdano. Ambos ya fueron contactados por el Valencia en octubre, cuando Luis se libró en el último instante de la destitución.
El lamentable final de Luis al frente del Valencia tuvo un prólogo patético en la noche previa al partido de ayer. Desde dos emisoras de radio los dos bandos lanzaban sus mensajes irreconciliables. Con todo, cabe valorar el paso de Luis Aragonés por Mestalla como uno de los más brillantes de la historia reciente del club. Supuso un salto cualitativo del equipo durante la pasada campaña, en la que se alcanzó el subcampeonato y se puso cerco al campeón, Atlético de Madrid, hasta la última jornada. En los últimos 25 años, el Valencia no había estado tan cerca de conquistar la Liga. Luis se ganó merecida fama de rehabilitador de jugadores desahuciados por Parreira, implantó su espíritu agresivo y ambicioso en el vestuario, y armó un equipo temible en torno a la luz que desprendía Mijatovic. El Sabio refrendó su sobrenombre y acabó su primera temporada en Valencia como un héroe. Un tipo incorruptible que mantenía a raya las ínfulas del mismísimo presidente ante el regocijo de la mayoría de los aficionados. Pero con el nuevo curso, en cambio, se truncó la historia. El mismo día de la presentación, el pasado 8 de agosto, Luis presentó su dimisión al club. No aceptaba que Roig hubiese contratado sin su permiso a Romario y que, además, alardeara de ello. Luego ganó el pulso y Romario se fue, pero al final se ha ido también él.
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