_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Don Pedro

Debo agradecer a don Pedro Schwartz que aludiera repetidamente, en su columna del sábado pasado, a mi libro El planeta americano. No es que me tratara bien, sino que, precisamente por su vehemente desacuerdo y sus amañadas interpretaciones, deja su animadversión al aire. Yo no soy antinorteamericano. No conozco a nadie que habiendo tratado a fondo con norteamericanos o con otras gentes, sean chinos o portugueses, se declare enemigo de los seres humanos según los domicilios. Ésta es una ecuación ignorante, de los tiempos de Maricastaña. Es ilustrativo, de todos modos, que don Pedro discurra por ideas cerriles como Pedro por su calle. Así exhibe mejor su ideología.La finalidad de mi libro no es cuestionar a los norteamericanos, sino al modelo de vida que en Estados Unidos se desprende tras haber triunfado, como en ningún lugar, el liberalismo económico y la divinización del mercado, principios que adora el señor Schwartz y de los que se ha convertido en paladín machacón, no importa a cuántos machaquen sus consecuencias.

Los norteamericanos, en este momento de embate neoliberal, padecen la repartición de la renta más desigual desde las vísperas de la Gran Depresión, sufren una quiebra social reflejada en 1,6 millones de ciudadanos encarcelados (mayor proporción que en la URSS de Stalin) y soportan una vida cotidiana muy empobrecida donde se acentúan el crimen, la desconfianza y la incomunicación. Lo humano está mal en Estados Unidos, aunque algunas cifras encandilen a los económetras. Mi libro es una alerta contra ese encandilamiento. El progreso humano debe tender a la libertad, la justicia, la solidaridad social, y el alegato, sin más, de la eficacia mercantil o del alto producto interior bruto pueden ser pruebas de una alta brutalidad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_