Vivir en silla de ruedas
Tengo 21 años, padezco distrofia muscular tipo Becker desde los seis años de edad. En noviembre del pasado año sufrí un infarto cardioembólico y desde entonces mi vida transcurre en una silla de ruedas. (La silla de ruedas ya la utilizaba desde los dos años anteriores, para los largos desplazamientos).Además, no he dicho que, como consecuencia del infarto, he perdido la movilidad en el lado derecho de mi cuerpo, y nunca pensé que podría hacer tantas cosas como las que estoy haciendo.
He tenido que aprender a escribir con la mano izquierda en un plazo de dos meses y también me he esforzado bastante para terminar mis estudios en Informática de Empresas, manejar la silla de ruedas con los miembros izquierdos, a nadar en el mar con el lado izquierdo e intentándolo con el lado derecho...
He valorado quién son mis amigos y mi entorno familiar. También he aprendido a pensar más en los discapacitados psíquicos, ciegos, etcétera.
Lo que más me cuesta es pedir ayuda, pero la mayor parte de las veces no tengo que pedirla.
He tenido la ventaja de que mis profesores hayan venido a casa a darme clases, por lo que les estoy muy agradecido.
Una parte fundamental de mi recuperación ha sido la rehabilitación y terapia en el hospital La Paz. Allí he acudido diariamente durante siete meses y en natación es donde estoy recientemente hasta diciembre.
Puedo decir que, en general, mi vida ha cambiado en los últimos meses, pero no para peor, sino todo lo contrario. Mi silla de ruedas se ha convertido en una parte muy importante de mí, con la que puedo hacer muchas cosas que antes no podía.
Os animo a que no dudéis en utilizarla si la necesitáis porque merece la pena, lo digo en serio.
No sabéis lo genial que es ir donde te apetezca sin cansarte lo más mínimo; los que se cansan son los demás.-
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