Fuga de talentos
Los clubes italianos pierden a sus mejores jugadores, hartos de jugar en un fútbol estresante y excesivamente disciplinado
La fotografía de Zola mostrando la camiseta azul del Chelsea con el dorsal número 25 ha puesto al fútbol italiano en estado de alarma. Zola hace el número 26 de los jugadores que emigran al extranjero, pero donde algunos interpretan que se ha producido un simple cambio de tendencia en el mercado (Italia pasa de ser compradora a vendedora), otros apuntan más lejos: Italia pierde a sus talentos porque se sienten marginados en un fútbol tan irritantemente disciplinado y aburrido. "Ha sido un gol en propia puerta", llegó a titular un comentarista local. Detrás de Zola aparece la figura, cada vez más abatida y de Baggio. ¿Será Baggio el siguiente emigrante en la lista? Entretanto, Italia se alarma y discute sobre, el asunto.Ruud Gullit, principal responsable de la adquisición de Zola, animó el debate con unas sencillas declaraciones de bienvenida al nuevo jugador del Chelsea: "Zola es uno de esos jugadores que cuando dispone del balón debe ser libre de inventar, debe ser consciente de que aquello que se le ocurra será bueno para el equipo". Zola era una víctima del sistema, según concluyen ahora los más afamados articulistas, relegado a funciones de centrocampista, donde su juego se iba difuminando de semana en semana debido a que el técnico Ancellotti tiene otras predilecciones. Zola fue explícito: ¿Por qué el Chelsea? Porque ellos creen en mí. En Italia estamos en fase defensiva, los jugadores de talento están en dificultad. Creo que pasará. Ningún deporte, ni siquiera el fútbol moderno, puede prescindir del talento".
Zola recibió el saludo entusiasta de Del Piero, un joven talento de la Juventus: "Ha hecho bien, el fútbol inglés es más rico y menos estresante". Del Piero no desestimó aceptar en el futuro una propuesta para ir a Inglaterra: "Puede suceder antes o después, sobre todo si prosigue la caza a la fantasía. Se habla mucho de tácticas y es justo, porque actualmente es una de las bases del juego y nos aplicamos todos a ello. Comprendo el tacticismo, pero debe perdurar el jugador: él es el centro del fútbol, quien salta al campo, quien decide, quien resuelve y quien divierte".
Sergio Campana, presidente del sindicato de futbolistas, tiró la piedra: "Nuestros mejores, jugadores se van al extranjero no por ganar más dinero sino para encontrar más serenidad, más espacio, más satisfacciones de carácter técnico". Campana hacía una acusación directa sobre el fútbol italiano y hablaba de pérdida de identidad.
La fuga de talentos ha sido extraordinaria y no es exclusiva de los italianos. Cierto que hombres como Donadoni, Vialli, Ravanelli, Di Matteo o Carbone han emigrado, pero también extranjeros como Seedorf, Asprillia, Bergkanip, Roberto Carlos o próximamente Karembeau.
El fútbol italiano se ha vuelto poco atractivo para las estrellas, que prefieren Inglaterra o España y toman ejemplo de lo que les está sucediendo a Davids y Reiziger, ahora suplentes en el Milan luego dé haber disfrutado durante años en el Ajax.
Así que la reacción de los más afamados columnistas no se ha hecho esperar. Críticas al Dios sistema, críticas al fundamentalismo de ciertos entrenadores, a todos aquellos que marginan a los no alineados, que "castran el individualismo de los jugadores", y críticas a los dirigentes: "La razón del dinero ha sustituido a la razón de Estado".
A las críticas se ha sumado un entrenador poco sospechoso como Trapattoni, actualmente en el Bayern de Múnich: "El fútbol italiano es demasiado agobiante y en el extranjero te ofrecen dos cosas: dinero y serenidad. En Italia, pierdes un partido y los aficionados te estropean el coche; en Alemania te dicen 'paciencia'. En Italia, vendes un jugador y los hinchas asaltan tu casa; en Alemania, la gente piensa: 'bueno, ha sido un buen negocio".
Las razones económicas no son suficientes para explicar el fenómeno, según los comentaristas deportivos. Es cierto que muchos clubes italianos tienen números rojos en su balance y se ven obligados a vender.
Y no les basta la explicación de Giovanni Agnelli, patrón de la Juve: "Nuestros equipos siguen siendo los más fuertes. Estos traspasos de jugadores italianos hacen bien a nuestra economía. Es un producto comercial de primera calidad y como tal es solicitado en el extranjero".
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