Cascos cambiados

Fue la locura de un día. El sueño de una mañana de otoño, hecho realidad en el circuito de Montmeló (Vallès Oriental). Los dos mejores pilotos de España, el motociclista Alex Crivillé y el bicampeón mundial de rallies Carlos Sainz, se prestaron por unos minutos sus respectivas monturas y vivieron una experiencia exclusiva Sainz subió a la moto de 500cc de Crivillé, la Honda HSR, y Crivillé se puso al volante del coche de Sairiz, el Ford Escort Cosworth.La iniciativa partió de Repsol, la compañía que patrocina a ambos pilotos, y al principio nadie creyó que pudiera convertirse en realidad. Pero los dos pilotos acogieron la idea con entusiasmo y ayer invirtieron sus papeles. Sainz se vistió de cuero y Crivillé lució el traje ignífugo -los monos de los dos pilotos se confeccionaron expresamente para la ocasión-. Y disfrutaron como niños.

Primero le tocó al noi de Seva (Osona) conducir una de las bestias de los rallies. Su papel pareció el menos difícil de interpretar. Aunque no es exactamente lo mismo, él está ya acostumbrado a llevar coche y, además, le gusta ir deprisa. Además, contó con la supervisión y el asesoramiento de Sainz desde el asiento del copiloto. Alex no se cortó un pelo a la hora de derrapar y exprimir los 300 caballos del coche de rallies.

El madrileño, por el contrario, tuvo que lidiar en solitario con la poderosa máquina de dos ruedas y 180 caballos. Crivillé le aconsejó, aunque después no tuvo. su compañía sobre el asfalto y a toda velocidad. Pero Carlos Sainz, que es un buen aficionado a las motos, salvó la situación con nota.

Una experiencia inolvidable

"Ha sido una experiencia increíble", comentó Sainz, "me gustaría repetirla, aunque te das cuenta de lo difícil que es y el respeto que da". Y Crivillé dijo: "Me gustaría estar rodando con el Ford durante todo el día". Y agregó con énfasis: "¡Es una pasada!". No obstante, ambos tuvieron que conformarse con un puñado de vueltas, que fueron suficientes para que cogieran el ritmo y se divirtieran.

Los dos pilotos, ya buenos amigos antes de la experiencia de ayer, analizaron también la actuación de su companero eventual: "Álex tiene una sensibilidad innata para conducir cualquier cosa que tenga motor y ruedas", explicó Sainz. "Si quisiera, podría hacerlo muy bien en los rallies". Crivillé, por su parte, comentó: "Carlos lo ha hecho muy bien, me ha sorprendido lo rápidamente que se ha adaptado a la moto". Fue una jornada de relax y, sobre todo, diversión.

El qué lo pasó mal fue Luis Moya, copiloto habitual de Sainz. "A ver si se anima demasiado", comentó el gallego. "¡Que se acuerde que tenemos que empezar a entrenarnos y preparar la próxima temporada!".

Pero su jefe no cometió ninguna imprudencia, a pesar de que en la larga recta de Montmeló sí que abrió a fondo el puño del acelerador.

También asistieron a la flesta, y subieron como acompañantes del bicampeón mundial, la tenista aragonesa Conchita Martínez y los jugadores del Barça Pizzi y Sergi. Los tres fueron partícipes de todo el repertorio de trompos, frenazos y derrapaje, con Sainz al volante. El más interesado era Pizzi. El Bota de Oro y suplente de Ronaldo en el Barça es un enamorado del deporte del motor y, en consecuencia, un asiduo de Montmeló.