_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'EL TENORIO'

En estos días del lúgubre noviembre, lo suyo, como se dice en Madrid, es Ver el Tenorio. No existe obra de mayor teatralidad y me pregunto si cualquier otra pieza hubiese resistido el cumplimiento del rito en los días de Todos los Santos de más de 150 años.He leído hace poco los Recuerdos del tiempo viejo que José Zorrilla publicó en 1882, en la edición que acaba de sacar el Círculo de Lectores. Uno de los capítulos de este libro se titula 'Cuatro palabras sobre mi Don Juan Tenorio'. Es una rigurosa autocrítica de una obra escrita por compromiso con una compañía de teatro. En 1844 Carlos Latorre le pidió a Zorrilla una obra y así surgió el Tenorio.

"Entraba yo", escribe don José, "por la senda del amaneramiento y el mal gusto de que adolece mucha parte de mi obra". Se muestra satisfecho tan sólo de haber creado a la Doña Inés cristiana, pero dice que "quien mancha mi obra es Don Juan". Dice haber conocido a dos de los personajes del Tenorio. Ciutti era un criado italiano del Café del Turco que el autor frecuentaba en Sevilla, y Girolamo Buttarelli, el hostelero en cuyo establecimiento se había hospedado don José en la calle del Carmen de Madrid. Buttarelli era célebre "por unas chuletas esparrilladas, las más grandes, jugosas y baratas que en Madrid se han comido".

Cuando Zorrilla escribió el Tenorio, no existía aún la Ley de Propiedad Literaria y no percibió derecho alguno.

"Mi Don Juan produce un puñado de miles de duros anuales a sus editores y mantengo con él en la primera quincena de noviembre a todas las compañías de verso de España". "Viendo", escribe, "que mi vida se alargaba más de lo que yo esperaba, me dirigí al Gobierno y el Gobierno me dio pan y con él me he contentado".

Quizá en la ligereza imprevisora y la falta de reflexión" que el autor reconoce en la obra, está el éxito del Tenorio. "Si un vanidoso", dice Zorrilla, "hubiera en mi lugar escrito el Don Juan, hubiera sido necesario echarle de España, porque hubiera querido ser ministro de Hacienda, gobernador de Cuba y tener estatuas en vida".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_