La bomba se vuelve contra ETA
Los vecinos de Buñuel acogen en sus viviendas a guardias y familiares mientras se repara la casa cuartel
"El pueblo se ha volcado con nosotros. Es imposible que nos dieran mejor trato". Quien lo dice -y lo dice con absoluta sinceridad- es uno de los guardias civiles que el pasado viernes se quedaron sin vivienda a causa de la explosión de una potente bomba de ETA en la casa cuartel de Buñuel (Navarra)."Se pueden quedar todo el tiempo que quieran", proclama, sin el menor atisbo de cumplido, uno de los vecinos que ha abierto de par en par las puertas de su casa a una de las 10 familias damnificadas.
"Hay que continuar la vida como sea y, por supuesto, la unidad seguirá operativa y mantendrá el servicio pese a lo ocurrido", asegura un agente. Si ETA pretendía forzar a la Guardia Civil a abandonar Buñuel, desde luego parece haber conseguido el efecto contrario y es muy posible que vecinos y guardias estrechen aún más sus lazos, a raíz del bombazo.
El cuartel resultó seriamente dañado por la explosión de un coche bomba, cargado con 40 kilos de amonal, minutos después de la una de la madrugada del pasado viernes. Los técnicos deben revisar los cimientos y los muros, pero es muy posible que mañana mismo comiencen las obras de reparación. Éstas se prolongarán posiblemente por espacio de dos meses, según las estimaciones iniciales de los peritos del instituto armado.
Según el alcalde de Buñuel, Gonzalo Martínez Mayayo, los guardias y sus familias han pasado bien su primera noche fuera del cuartel, aunque "todavía un poco nerviosos". Martínez participaba ayer tarde en una reunión de la corporación local y es muy probable que él y sus colegas de otros pueblos de la comarca hagan Público un comunicado conjunto de repudio al atentado de ETA.
"Los vecinos se han ofrecido a dar alojamiento a los guardias y a sus. familias y tengo la absoluta certeza de que cuando lo han hecho es porque no están dispuestos a echarlos a la calle en unos días, sino para lo que haga falta", comentó el edil, miembro de Unión del Pueblo Navarro, partido federado con el PP.
Sobre el estado de los cinco heridos que causó la explosión no hay la menor preocupación. Se trata de la esposa y dos hijos del jefe del destacamento; un niño de nueve años, hijo de otro guardia civil, y un agente que sufrió un corte en una ceja. "Todos están bien, gracias", dice un compañero, que incluso quita importancia a sus lesiones. "Están bien, gracias", repite.
Las esposas de los guardias acudieron ayer al cuartel para recoger algunas ropas y otros enseres, cubiertos por el polvo y los cascotes arrancados por la explosión. "Ha habido compañeros que se han quedado sin ropas y sin muebles, pero saldremos adelante", afirma un miembro del instituto armado.
Las 10 familias -todos y cada uno de sus 35 componentes- han decidido afrontar la situación. Ninguna ha abandonado Buñuel. Ni siquiera la del guardia que hace menos de cuatro meses vivió otra experiencia similar. Entonces, el cabeza de familia estaba destinado en el cuartel de Otagabia (Navarra), que el pasado 14 de julio fue atacado por ETA con cuatro granadas anticarro. Este agente, padre de dos hijos, conoció años atrás a su esposa en, El Salvador, país donde estaba destinado en una misión de paz.
Ayer, el cuartel volvía a recuperar el fluido eléctrico y la línea telefónica, elementos imprescindibles que permiten que el destacamento recobre, al menos, una mínima apariencia de normalidad. Para ello, los agentes han decidido aprovechar las zonas del cuartel que no resultaron afectadas por la explosión.
"Aquí somos uno más. De verdad. Formamos . parte del pueblo. Esto es muy diferente a Pamplona y otras zonas del País Vasco. Aquí estamos cerca de Aragón y el tema político lo dejamos todos a un lado", asegura uno de los guardias del destacamento atacado por ETA.
No consta que ninguno de los 2.500 vecinos de Buñuel se haya negado a dar un trozo de pan o a prestar una manta a los guardias civiles y a sus familias. "¿Que si alguien se ha negado?", pregunta con extrañeza la esposa del alcalde. "En casos como éste, cualquier persona ofrece lo que tiene. A nadie ha habido que pedirle que acogiera a estas personas", añade la mujer.
Santiago López Valdivielso, director general de la Guardia Civil, el general de la Zona, el jefe de la Comandancia y varios mandos del instituto armado han expresado al alcalde de Buñuel su agradecimiento por la enorme solidaridad mostrada por todo el vecindario. La gente ya dejó patente su sentimiento de repulsa por el atentado cuando sólo unas horas después acudió en tropel, en espontánea manifestación, hasta el cuartel reventado por la bomba.
El atentado seguía siendo ayer tema de conversación en Buñuel. Unos recordaban qué hacían a la 1.05 de la madrugada del viernes, cuando un tremendo estallido rompió el silencio. Otros maldecían a ETA con mayor motivo que los demás, teniendo en cuenta que sus propias viviendas, o sus coches también sufrieron daños por la explosión. "Bueno, y encima habrá que estar agradecidos de que no ha habido muertos...", se lamentaba uno de los afectados.
A la vista de los enormes destrozos provocados en la casa cuartel, resulta increíble que el atentado se saldara sólo con cinco heridos leves. No es extraño que un sargento del instituto armado llegue a hablar de "milagro". Porque es casi milagroso que todo se haya saldado con un enorme susto y un edificio que en uno de sus laterales presenta, como si fuera una enorme herida, un boquete de 10 metros de diámetro.
Joseba Egibar, portavoz de la ejecutiva del PNV, declaró ayer que ETA, con atentados como éste, "cierra las puertas" a cualquier solución al problema de la violencia. Pero, paradójicamente, ha logrado abrir las puertas de la solidaridad.
El Gobierno rechaza negociar y Yanes reitera la oferta mediadora de la Iglesia
El presidente del Gobierno, José María Aznar, descarta toda posibilidad de negociación con ETA en una entrevista que publicó ayer el diario francés Le Monde.
A la pregunta de si está de acuerdo con las sugerencias de algunos obispos de que el Gobierno negocie con los terroristas, Aznar responde: "No; no creo en ello ni por un segundo. Por el contrario, creo que la lucha frontal contra el terrorismo que estamos practicando está dando buenos resultados y no hay otra política posible. Mi responsabilidad es golpear al ETA tan duro como sea posible y en ello me voy a emplear".
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal, Elías Yanes, reiteró ayer, en declaraciones a Radio Nacional, la disposición de la Iglesia a mediar en el conflicto vasco si todas las partes lo aceptan. Yanes dijo que está "asombrado" por la manera en que se han interpretado los pronunciamientos del obispo de San Sebastián, José María Setién, o del de Bilbao, Ricardo Blázquez, y concluyó que "no siempre hay una suficiente ética informativa".
En relación con el coche bomba colocado por los terroristas en Buñuel (Navarra), el portavoz del PNV, Joseba Egibar, declaró a Efe que "ETA sabe positivamente que, cuando sigue atentando, lejos de abrir puertas, las cierra".
Por otra parte, Eusko Alkartasuna (EA) ha anunciado que confía en tener terminado para la próxima semana un primer borrador del plan de acercamiento de los presos vascos a cárceles próximas a Euskadi, que presentará a la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco.
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