Getafe, ¿órdago o farol?
Un glosario de los delegación municipal de Cultura logró fichar proyectos que el alcalde, Pedro Castro, prometió en vano en la última década
Prospecciones petrolíferas. ¿Kuwait? No, Getafe. Canales olímpicos. ¿Atlanta? No, Getafe. Ciudad inteligente. ¿Tokio? Tampoco: Getafe. La imaginación del alcalde de esta localidad de 145.000 habitantes ha alcanzado, en ocasiones, extremos asombrosos. Pero no sólo con imaginación se construyen las ciudades. Pedro Castro (PSOE), un enamorado confeso del mus, ha lanzado muchos órdagos a lo largo de sus 13 años de mandato municipal, pero el tiempo ha demostrado, más de una vez, su tendencia a jugar de farol.Su última y más sorprendente apuesta ha consistido en prometer a los jubilados getafenses que el Ayuntamiento les pagaría los 20 duros del recetazo (tasa de 100 pesetas por receta que estudia el Gobierno central). Por fortuna para toda la tercera edad -y no sólo la de Getafe-, Sanidad ha puesto freno, de momento, a sus intenciones. Si algún año las materializa, habrá que recordarle a Castro sus palabras rápidamente tildadas de "oportunistas", "populistas" y "demagógicas" desde la oposición (Partido Popular e Izquierda Unida). Los antecedentes, desde luego, no auguran nada bueno. He aquí, para los crédulos, una relación de la ciudad que, en los últimos años, Pedro Castro ha descrito como la suya.
Un subsuelo portentoso.
Fue una de las bombas que el alcalde tenía preparadas para la campaña de las elecciones municipales de 1995: el subsuelo de la ciudad encerraba -según anunció con la solemnidad que merecen estos eventos- muy considerables bolsas de petróleo. Para preservar tan inesperado tesoro, Castro prometió que, si vencía, pondría en marcha una nueva y prodigiosa concejalía, la de prospecciones. Venció, pero ni el oro negro ni la subsiguiente delegación petrolífera se han dejado ver por ningún recoveco. Habrá que seguir buscando.
Los Juegos del Sur.
Ahora resulta que Sevilla no es la única esperanza española ante el reto de los Juegos del 2004. Getafe anda de por medio, aunque al final haya olvidado lo más importante: la candidatura. Los afanes olímpicos del regidor getafense se remontan a su propuesta de 1994 de que el barrio pedáneo de Perales del Río fuera villa olímpica. Quería Castro que se construyera un canal artificial entre este barrio periférico y la capital "para albergar las pruebas de remo". Conseguidos un puñado de titulares, nunca más se volvió a saber. Los peraleños, en cambio, siguen sintiéndose tan olvidados como siempre, con mosquitos, malos olores, parques descuidados y transporte público casi inexistente.
Un calendario a la medida.
O no se le dan bien las matemáticas o los años de Pedro Castro no son los típicos de 365 días. De lo contrario, no se entiende que el gobierno local prometiera un coso taurino para estrenar en las fiestas patronales de mayo de 1993 y que aún no lo haya acabado: en la ciudad siguen vigentes las plazas de toros portátiles, sistema, eso sí, de indudable solera. Parecidas cuentas se han hecho con la nueva sede del Ayuntamiento, que iba a entrar en funcionamiento, porque las obran iban "a buen ritmo", en la cabal gata de Reyes de 1994. Con la mudanza andan estos días los trabajadores municipales. Menos mal que el flamante Consistorio es uno de esos edificios inteligentes: Pedro Castro habló en la campaña electoral de 1991 de una "ciudad inteligente", y por algo se empieza.
Es puro teatro
Ya puede ser teatro del bueno. Once años lleva el Ayuntamiento anunciando "el primer gran teatro de la zona sur", la rehabilitación de la antigua fábrica de harinas con fines escénicos. A otras ciudades que no son capital del sur (la nomenclatura, por supuesto, corresponde a Pedro Castro, y así lo hizo constar en los carteles de entrada a la ciudad), caso de Alcorcón y Móstoles, ya les ha dado tiempo a abrir el suyo, y con considerable éxito de público. Los getafenses han de apañárselas con un centro de cultura de escenario deplorable y apenas 250 butacas de aforo. La delegación municipal de Cultura logró fichar en 1993 a la prestigiosa compañía Teatro de la Danza, pero ésta pegó el portazo a principios de éste año, harta de esperar en vano una sede estable. Se marchó a Alcobendas, que también dispone de un amplio auditorio aun sin ser capital de nada.
Y aún hay más.
Pedro Castro propuso en 1994, con el apoyo de la oposición, que la tarifa joven del Abono Transportes se, ampliara de los 20 a los 26 años. "Es una idea con tintes un pelín demagógicos", refutaron desde el Consorcio, repitiendo un adjetivo que al regidor le han atribuido en numerosas ocasiones.
Desde finales de 1992 estuvo hablando el edil de la implantación en la ciudad de la empresa Papelera Peninsular "como fuente de riqueza y miles de puestos de trabajo". ¿Resultado?: Papelera anunció la pasada primavera que se instalaba, efectivamente, en el sur, pero en el polígono de la Cantueña, en Fuenlabrada. Hace poco, IU le ha recordado al alcalde que el año pasado aprobó la creación de una patrulla ecológica de la policía local para perseguir los delitos medioambientales, y nada se volvió a saber de ella. Y aún hay más casos, que sería ocioso enumerar. Como proclamaba en su último disco el rolling stone Keith Richards, Talk is cheap (Hablar es barato). Lo raro, visto lo visto, es que Pedro Castro sea un fanático de Los Beatles.
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