Un minero muerto y otro atrapado por un derrabe en una mina de León
Dos trabajadores de la mina Escondida, de Caboalles de Arriba (León), resultaron atrapados sobre las diez de la noche del pasado viernes por un derrabe de varias toneladas de carbón cuando, junto a media docena de compañeros, intentaban acceder a un taller situado entre la cuarta y la quinta planta, a unos 300 metros de la bocamina. Nueve horas más tarde era rescatado el cuerpo sin vida del vigilante José Orihuela Basilio, de 42 años. Al cierre de esta edición, las brigadas de salvamento no habían podido localizar al picador José Manuel Suárez, de 40 años. Los dos trabajadores atrapados en el derrabe llevaban 20 años trabajando en el sector minero.
Las dificultades del terreno impidieron la localización del picador José Manuel Suárez Rodríguez durante la tarde de ayer. Las brigadas de rescate estaban construyendo un túnel vertical para acceder al lugar del siniestro. La existencia de una falla de piedra y carbón les impedía avanzar con rapidez.En la bocamina, compañeros de los mineros accidentados comentaban que las abundantes lluvias de los últimos días podrían haber provocado el derrabe, ya que la Escondida, perteneciente a la empresa Hijos de Baldomero García y con 146 trabajadores en plantilla, es una explotación horizontal de montaña con zonas "difíciles" en las que se filtra el agua con facilidad. Otros achacaban el siniestro a la falta de medidas de seguridad, aunque este extremo no se podrá saber con exactitud hasta que el comité de seguridad de la mina no determine las causas del accidente. Varios testigos señalaban que la zona hundida podría alcanzar los 40 metros de longitud.
"Muy experto"
El vigilante José Orihuela, casado y con dos hijos, trabajaba en la mina Escondida desde hace más de 20 años. Era natural del pueblo de San Miguel, cercano a Villablino, donde está previsto que sea enterrado hoy domingo después de serle practicada la autopsia. José Orihuela estaba considerado como un vigilante "especialmente cuidadoso en su trabajo" y "muy experto". Su cuerpo sin vida permanecía ayer en el depósito de cadáveres.El picador José Manuel Suárez Rodríguez, soltero, es natural de Villar de Cendias, del municipio asturiano de Ibias y trabaja en el sector minero desde hace más de 20 años. Los componentes de las brigadas de salvamento veían "muy improbable" que el trabajador haya sobrevivido al accidente, debido a la magnitud del derrabe.
Nada más conocerse el trágico accidente en la mina Escondida numerosas personas, compañeros de otros pozos y familiares de los trabajadores siniestrados acudieron a la explotación para seguir de cerca las tareas de rescate.
Al pie de la bocamina, siguiendo las tareas de búsqueda, permanecían los dos hermanos del picador, Gonzalo y Rodolfo, también trabajadores de la mina Escondida. El primero, jubilado hace un año, aseguraba tajante: "Sin ninguna duda, en el accidente hay falta de medidas de seguridad". De la misma opinión era también el miembro de CC OO de Villablino, Francisco Alonso.
Esta hipótesis fue rechazada con rotundidad por el dueño de la explotación, Manuel Viloria, quien situó la causa del accidente en una falla del terreno. El empresario, que llegó a la mina procedente de Polonia, donde se encontraba de viaje de negocios, explicó que hacía unos días se había producido un movimiento sísmico en la zona, y que este hecho podía estar en el origen de la tragedia.
El último accidente mortal en la mina Escondida, en el que perdió la vida un minero, ocurrió en 1992. Con la muerte de José Orihuela ascienden a once los mineros fallecidos en León en lo que va de año. El pasado día 11, hace una semana, moría un minero en una explotación de la cuenca de El Bierzo.
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