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FÚTBOL SÉPTIMA JORNADA DE LIGA

El Depor logra el máximo fruto

Un gol postrero de Donato resolvió ante el Oviedo

El Deportivo obtuvo el máximo interés de un partido escaso de capital. Fue un encuentro trabado, aunque no exento de matices, escaso de fluidez y con contadas ocasiones de gol. El Deportivo se hizo con el control muy a duras penas en la medular, pero el Oviedo fue un hueso duro de roer. No dio opciones para que su rival sacara el rendimiento debido de su caudal de poder entre los centrocampistas. La ausencia de Fran acabó siendo notoria, a pesar del triunfo.

El partido se jugó pasado de ritmo. Tuvo un exceso de revoluciones y muy poco temple por ambas partes. El Deportivo careció de llegada ante la portería de Mora, sin gente para hacer daño arriba, y el Oviedo, al contrario que en anteriores jornadas, corrió mucho y no hizo circular tanto el balón, entre otras cosas porque lo tuvo poco tiempo. Eso, al final, le iba a costar muy caro.

Era, además, extremadamente costoso hilvanar jugadas por la tendencia de unos y otros a perder la pelota al segundo pase y por la desmedida afición del árbitro a pitar y pitar. Un rosario de faltas, un número incontable de interrupciones y una vez tras otra, siempre el silbato del árbitro.

El gol que decidió el partido llegó también por la vía oscura, la del rebote perdido y el zapatazo. No fue ningún ejercicio de estilo a lo Rivaldo, sino un imponente derechazo a lo Donato. Suficiente botín para el Deportivo, aunque antes de que pudiera festejar la victoria tuvo que mirar de reojo al árbitro, en un derribo a Christiansen en el área gallega, cuando ya se jugaba el minuto 95.

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