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FÚTBOL SÉPTIMA JORNADA DE LIGA

El Zaragoza sigue sin ganar en casa

La Romareda se ha convertido en un estadio negado para el Zaragoza, donde todavía no ha ganado esta temporada. Ante el Athletic no hubo excusa. El arbitraje de López Nieto fue excelente y el ambiente de protesta organizado por las peñas acabó en cuanto el colegiado dio el pitido inicial. Simplemente, el conjunto vizcaíno fue superior, se mostró más conjuntado y mejor dispuesto sobre el terreno de juego.

El Athletic marcó el ritmo desde el pitido inicial. Con una presión agobiante en el medio campo, donde hasta tres jugadores suyos salían a tapar al hombre que llevaba el balón, supo robar balones y buscar las penetraciones de Etxeberría, que llevó de cabeza junto a Julen a la zaga aragonesa. Hasta el gol de Ziganda, en una jugada de fortuna. El Zaragoza, por entonces, sólo enseñaba a Gustavo López.

El cuadro maño aprovechó la grave lesión de Tabuenca -según el primer diagnóstico sufre rotura del ligamento cruzado externo de la rodilla derecha-, para reorganizar su posición sobre el campo y dar mayor fortaleza a la banda derecha, donde Garitano tenía más de un problema para frenar a Etxeberría. Salió el Zaragoza con más fuerza tras el descanso, pero con la misma ausencia de criterios. Ignoró las bandas en demasía y su fútbol resultó escasamente efectivo. En una de las contadas ocasiones en las que el balón se jugó con velocidad, llegó el gol del empate.

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