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Reportaje:

España se llena de yudo

Los júniores Alarza, Ruano, Leire Iglesias y los hermanos Uematsu aseguran las medallas del futuro

El yudo español es el deporte de moda. Las 55.000 licencias y una gestión acertada están dando unos frutos insólitos por su abundancia. Aunque este deporte había tenido éxitos desde hace años, nunca. tanto s como ahora. Campeones de Europa como el canario Santiago Ojeda o el madrileño Quino Ruiz sólo sacaron la cabeza en un plazo de muchos años, aunque el nivel general ya era aceptable. Pero sólo eran gotas en un mar de problemas. El yudo ha tenido una larga travesía por el. desierto. Desde presidentes asesinados o conflictivos hasta una base de clubes y gimnasios donde el negocio ha presionado demasiadas veces lo que federativamente tenía que ser un único objetivo: conseguir éxitos internacionales.Alejandro Blanco, el nuevo presidente, está consiguiendo poner el orden que con sus predecesores llegó a perderse a veces de forma delirante. A pesar de ellos, e yudo aprovechó las ayudas del programa ADO para los Juegos de Barcelona y las medallas de oro de Miriam Blasco y Almudena Muñoz premiaron el nivel personal de muchos yudokas que trabajaron por encima de los problemas. Pero aquello sólo fue el principio de una apertura de ventanas para ventilar aires viciados. Se acabaron las decisiones personalistas y empezaron las programaciones, consensuadas entre los entrenadores personales de los yudokas, los técnicos de la federación y un supervisor del Consejo Superior de Deportes. Así, cada temporada, todo el mundo ha sabido lo que tenía que hacer para llegar a aspirar a medallas, incluídos entrenamientos por primera vez comunes de los júniors con los séniors para foguearlos. De ahí, por ejemplo, han ido surgiendo generaciones como la que ganó tres medallas en Atlanta -Ernesto Pérez, plata; Yolanda Soler e Isabel Fernández, bronce-, pero que también rozó el podio en otros casos como Sara Álvarez -la sucesora de Miriam Blasco , y la misma Almudena Muñoz.

Todos ellos llegarán de nuevo con aspiraciones de medalla a Sydney 2000, pero estarán acompañados por el grupo más selecto que jamás haya tenido. el yudo español. Nunca se habían logrado. dos títulos mundiales júnior y tres subcampeonatos. Cinco medallas, cuatro de ellas masculinas, cuando parecía además que el yudo femenino era el único que mantenía el nivel general.

La cosecha -entre los 17 y los casi 20 años, entre el fin del RUP y el principio de estudiar INEF-, va desde los 60 kilos del vasco y campeón mundial Kenyi Uematsu -nacido en Portugalete de padre japonés y madre de Logroño-, hasta los más de 160 del canario Aythami Ruano, subcampeón. En medio, Kiyoshi, hermano de Kenyi, subcampeón en los 65, como Leire Iglesias en los 66, la única mujer esta vez en la élite ausente Ursula Martín -ya campeona anteriormente, y que ha dejado un año el yudo para acabar Veterinaria- También, David Alarza, el otro gran campeón de los 86, producto del gancho que supusieron los éxitos de Quino Ruiz, su entrenador, en su -pueblo de Brunete.

Kenyi pudo haber ido a Atlanta, porque incluso es campeón de España absoluto, lo mismo que David, pero otro de los aciertos federativos ha sido no apurar la madurez de los frutos.También lo entendió, aunque le costara, su padre, Tatsumi, un japonés que después de dar clases de yudo por media Europa acabó recalando en Portugalete tras conocer en una concentración a su mujer. Estaba claro que sus hijos tendrían que hacer yudo. "Yo también fue segundo de Vizcaya y quinto de Euskadi de 3.000 metros en unos campeonatos de atletismo, pero es que me venía bien para entrenarme", dice Kenyi, a quien los técnicos auguran un porvenir _impresionante. Tiene tanta variedad de técnicas que los rivales, aun que le conozcan, no saben cómo contrarle. Kenyi ya ha esta do cuatro veces en Japón, con su padre, que nació cerca de Tokio, y siempre le dice que haga un yudo limpio, a lo ja ponés, más técnico que el físico y con agarres de lucha que implantó la URSS.

Kiyoshi, su hermano pequeño, pero con un peso mayor, es otra de las inversiones de futuro, Y ambos hermanos se entrenan junto a Leire, que siguiendo la línea de las yudokas consagradas han subido su nivel frente a hombres.

A Aythami, el gigante de Las Palmas con nombre guanche, le dan igual los agarres y los rivales. Es otra garantía de campeón olímpico al que se está cuidando como una joya. Tras no caer en el profesionalismo de la lucha canaria, ha pasado dos años en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat y ahora seguirá en el de Madrid. Disputa igual un campeonato regional que un Mundial. No se inmuta. "Lo importante es entrenarme", eso lo tiene claro. "Perdí la final porque salí dormido", dice como un niño grande. Pero es todo un gigante que despierta. Como el yudo español en general.

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