Bandidos contra Angeles
La guerra entre las dos bandas motorizadas escandinavas por el control de la droga se agrava
La escalada de violencia desatada entre las bandas motorizadas Los Ángeles del Infierno y Bandidos en los países nórdicos tuvieron en la madrugada de ayer su última escaramuza, esta vez en Copenhague, con el saldo de dos muertos y al menos 19 heridos, algunos de gravedad. Un local de Los Angeles del Infierno en la calle de Titangade, en el céntrico barrio de Neerrebro de la capital danesa, fue alcanzado a las tres de la madrugada por un cohete lanzado con un lanzagranadas anticarro desde unos 70 metros de distancia. Los atacados celebrababan la llamada fiesta vikinga, con presencia de miembros de otros países, especialmente escandinavos. Todos los indicios apuntan a que el ataque es obra de la banda rival Bandidos, y en esa dirección van las pesquisas policiales, que también piensan en ajustes de cuentas por motivos de droga. Los fallecidos fueron un hombre y una mujer de Los Ángeles del Infierno, al igual que los heridos.El episodio ocurrió dos días después de que en el centro de la ciudad sueca de Malmoe estallara una poderosa carga que destruyó parcialmente un edificio y por milagro no arrojó víctimas de consideración. Ambos sucesos se encadenan con una serie de hechos similares registrados en las distintas capitales nórdicas en lo que va de este año, sucesos que han sembrado la alarma entre los vecinos, que temen por su seguridad y exigen a las autoridades medidas legales y prácticas para erradicar esta nueva plaga de violencia. La primera de ellas es la prohibición de que tales bandas puedan alquilar locales en las zonas habitadas de la ciudad.
Hasta ahora, la policía parece impotente para detener una escalada que, lejos de cesar o atenuarse, cobra cada día mayor fuerza. Se estima que desde la aparición de Los Ángeles del Infierno en Dinamarca, en los años ochenta, hasta la fecha, los enfrentamientos con la banda rival han dejado 25 muertos, la mayoría procedente de los otros países nórdicos. Buena parte de esos hechos han ocurrido a lo largo de este año. Por el tipo de armas pesadas y modernas que utilizan, las consecuencias de estas acciones suponen un peligro para personas inocentes.
El pasado mes de abril, dos granadas anticarro, robadas en un depósito militar sueco, fueron disparadas contra sendos locales de Los Ángeles en Dinamarca, y a punto estuvieron de producir una catástrofe. Después del atentado de Malmoc ha crecido el clamor en favor de medidas severas contra lo que parece ya una realidad: la existencia de un Estado dentro del Estado democrático con poderes incontrolables por parte de las autoridades nacionales.
El origen de estas bandas se sitúa en California en 1948 y sus miembros eran entonces aviadores veteranos de la Segunda Guerra Mundial que tuvieron dificultades para adaptarse a una vida normal en tiempo de paz. La guerra de Vietnam proporcionó un nuevo y más abundante número de miembros, que dieron mayor impulso a las bandas y que se expandieron por Europa con gran rapidez. Los criminólogos ven con pesimismo la evolución de estas mafias, a las que se vincula con redes de narcóticos, prostitución, extorsiones y crímenes.
La conducta de las autoridades resulta un tanto desconcertante, y ésta es la hora en que la gente empieza a preguntarse si la policía teme a este tipo de delincuentes. Las autoridades municipales de Malmoe están sopesando la posibilidad de comprar a Los Angeles del Infierno el local de su propiedad recientemente semidestruido por un cohete como una forma de solucionar el problema. Los vecinos quedarían agradecidos si esto ocurre, pero la solución supone eludir afrontar el problema de fondo.
Otra solución barajada es que el Ayuntamiento les proporcione un local en un lugar menos poblado, pero, en cualquier caso, ello supone aceptar la condición de interlocutores válidos a individuos responsables de una serie de graves delitos. La parlamentaria liberal sueca Siv Persson ha denunciado y combatido sin pausa a los criminales, pese a las continuas amenazas de que ha sido objeto. Algunos expertos airean ahora la tesis de que detrás de esta agresividad se enconden unos pobres muchachos que fueron maltratados desde que estaban en los pupitres de la escuela y expresan así su falta de autoconfianza.
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