El Gobierno de Bissau, dispuesto a dar pasaportes a los deportados de España
El Gobierno de Guinea Bissau está dispuesto a hacer cualquier cosa por quitarse de encima a las decenas de inmigrantes africanos que aceptó acoger tras ser expulsados por España a fines del pasado junio. Las autoridades han llegado incluso a ofrecerles pasaporte guineano, con el que podrían abandonar el país y viajar libre y legalmente por los 14 países integrados en la Comunidad Económica de los Estados del Africa Occidental (CEDEAO). Ninguno de los deportados ha aceptado, por el momento, el extraño privilegio de convertirse en ciudadano del tercer país más pobre del planeta en relación con su Producto Interior Bruto (PIB) y con un índice de analfabetismo que alcanza al 80% de la población.La Liga Guineana por los Derechos del Hombre (LGDH) -la organización no gubernamental que se ha erigido durante los tres últimos meses en portavoz de estos iinmigrantes- se ha apresurado a denunciar la intención del Gobierno. Fernando Gomes, el presidente de la LGDH, asegura que la medida, además de ilegal, supone un agravio comparativo en relación con los ciudadanos naturales de Guinea Bissau, que en muchas ocasiones ven cómo su propio Gobierno les niega sistemáticamente el pasaporte.
Gomes insiste en que la solución ideal sería que España readmitiera a los que expulsó en junio o, en el peor de los casos, que éstos recibieran una indemnización con la que poder rehacer sus vidas. Muchos de los deportados -como es el caso de los nigerianos, el grupo más numeroso-, proceden, además, de países anglófonos y desconocen el portugués y por supuesto el criollo, las dos lenguas más habladas de Guinea Bissau.
Fracaso de las negociaciones
La nueva intentona del Gobierno que preside Manuel Saturnino Da Costa se produce después de fracasar las negociaciones emprendidas con las autoridades de Nigeria y Camerún, que se niegan a aceptar a sus ciudadanos sin documentación.Del grupo de 50 inmigrantes expulsados por España a Guinea Bissau a finales del mes de junio, 24 son de Nigeria y 12 de Camerún. Desde entonces, el Gobierno de Bissau asegura haber intentado en repetidas ocasiones repatriar a los nigerianos. Pero su país se niega.
Saturnino Da Costa pidió el pasado jueves a Marcos Vega, el funcionario enviado por el Ministerio del Interior español para aclarar la situación, que España encabece una ofensiva diplomática para obligar al Gobierno de Lagos a aceptar a sus compatriotas. El presidente guineano considera que ésta sería la fórmula más rápida para poner fin al problema, puesto que los nigerianos, además de ser los más numerosos, actúan como cabecillas del grupo de deportados.
A lo que Saturnino Da Costa no sabe cómo hacer frente es a la reacción popular a favor de estos inmigrantes. Prácticamente la totalidad de las familias guineanas tiene algún miembro fuera del país, y en la figura de los deportados no ven un problema ajeno, sino una realidad cotidiana.
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