EL CUADERNO DE ANDAR POR CASA.
Unos que vienen, otros que van... El Atlético de Madrid intenta poner el partido en la zona que le duele al adversario: de mitad hacia adelante. Máxima agresividad y recorridos cortos para un juego presionante y vertical de modo que todos, también el portero, tienen mentalidad guerrera (atacan al balón, al rival o al arco contrario). Dos delanteros (Kiko y Esnáider esta temporada) de gran movilidad se ocupan de crear huecos participando: vienen a buscar los envíos de media y larga distancia, reciben de espalda y descargan sobre un compañero que llega desde atrás a buscar el pase o en el peor de los casos, a pelear el rebote. Si la jugada termina en, desborde y centro suman mucha gente a zona de definición. Delanteros que se asoman para jugar y arrastrar enemigos y mediocampistas que pisan con frecuencia el área pequeña para contribuir con un interesante aporte goleador. Arma (y alma) de campeón.El dato. Cuando un equipo gana de casualidad, jugando miserablemente, siempre aparece una voz hueca que va derechito al lugar común: al, final la gente sólo se acuerda del resultado. Mentira. Dentro de algunos años todos nos acordaremos del regate que Ronaldo le hizo a Gefi, por ejemplo, y serán muy pocos los que recuerden el marcador de ese partido. Un alto directivo de un prestigioso diario deportivo me cuenta tendencias del mercado y, entre las más importantes, está: el Real Madrid y el Barcelona interesan por encima de todos los equipos, pero el Real Madrid cada día menos y el Barcelona cada día más. ¿Por qué? "Los buenos jugadores, Cruyff, el dream team, todo eso le hizo muy bien al club", me dice. ¿Ah, sí ... ? Miren qué sensible es el mercado al buen gusto. Ya intuía yo que la belleza era eficaz y vendedora. Que tengan cuidado los amigos de la brutalidad, porque si estos datos se mantienen pueden quedarse fuera del mercado.
Genios en apuros. Fontanarrosa, uno de los mejores humoristas (o sea pensadores) de Argentina, recreó un diálogo entre un entrenador exigente y un directivo perplejo. Entrenador: "Yo quiero un defensor que marque, pero que ad -más sea serio, que trabaje, que sea honesto y disciplinado". Directivo: "¿Pero usted qué quiere, un marcador o un novio para su hija?". En el Barcelona Mouriño se quejó del estatismo de Ronaldo, en el Valencia saltan chispas por la pasividad de Romario, en el Real Madrid se empieza a dudar de la falta de combatividad de Suker, Roberto Baggio provoca una desconfianza parecida en Italia y lo de Iván de la Peña está cronificándose y no tardará en convertirse en un caso. En fin: una epidemia. Sacar a jugadores creativos del limbo tiene sus desventajas, porque cuando a estos geniales cuerpos extraños no se les respeta la diferencia se quedan en nada. Un gran jugador que cumple misiones es sólo un jugador más y para eso sirve cualquier novio. Encíma son más baratos.
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