Nuevas tecnologías

Como usuario de uno de los operadores de telefonía móvil de Telefónica he vivido situaciones que iban de lo anecdótico a lo indignante. La que motiva esta carta es precisamente de las últimas. Hace unos días llamé desde mi móvil para interesarme por la compra de un apartamento en Málaga, sin que finalmente llegara a un acuerdo con el vendedor. Dado que el teléfono de éste permite identificar el número desde el que se le llama, he tenido que soportar su insistencia durante una semana a razón de media docena de llamadas diarias a las horas más intempestivas, por lo que me decidí a pedir a Movíline que impidiera que mi número pudiese ser reconocido por el destinatario de la llamada. La respuesta de la persona que me atendió fue de lo más inquisidora, se interesó más por el motivo de mi petición que en intentar complacerla, y cuando por fin se convenció de lo legítimo de mi solicitud, se limitó a responder me que era "técnicamente imposible" atenderla. Sorprendido por esta contestación, argumenté que, al contratar los servicios de esta compañía, una de las opciones ofertadas era evitar que mi número de abonado se hiciera público por medio del listado te lefónico, opción que elegí precisamente para evitar situaciones como la que describo. Vano es fuerzo. Parece ser que la aparición de nuevas tecnologías no debe servir sólo para hacer nuestra vida más cómoda, sino también para facilitarle la tarea a quienes pretenden fastidiarnos- .