De "goyas" y sementales
El ridículo se coló por dos veces en la cartera de Alberto Ruiz-Gallardón. Presentó un cuadro de Goya que resultó ser de Mariano Salvador Maella. El secretismo. con que llevó el descubrimiento evitó que sus expertos, que los tenía, le advirtieran del error.Ruiz-Gullardón nunca reconoció su desliz: 'Los expertos del Museo del Prado dijeron que era un goya", repitió. En su Dirección General de Patrimonio, el cuadro estaba perfectamente registrado, con varias fichas y fotos donde se indicaba su autor, su grave deterioro y la necesidad de restauración. Pero prefirió una historia de película que favorecía al PP: cuadro oculto 100 años; desidia socialista durante su estancia en la Puerta del Sol; una joya pictórica para Madrid... '
Antes, Ruiz-Gallardón aprobó una pintoresca operación. Avaló la compra de un caballo belga para la Federación Española de Hípica por 97 millones de pesetas. Cambió el nombre al semental -de Remondo pasó a Madrid- y anunció que sería el primer escaparate publicitario de la Comunidad en los Juegos de Atlanta. Remondo se lesionó y tuvieron que venderlo. Después del ridículo, Ruiz-Gallardón encontró el salvavidas: consiguió colocárselo a un ganadero alemán por el mismo precio que pago.
En estos patinazos, Ruiz-Gallardón aplicó una de sus citas favoritas: 'La derrota es huérfana y la victoria tiene cien padres". Nadie de su Gobierno, ni él mismo, quiso contar nunca de quién fue la idea de comprar el semental y por qué eligieron como jinete de Madrid a Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba.