ETA aclara a sus presos que la huelga de hambre "sin límite" solo dura 25 días

¿Cuánto dura una huelga de hambre indefinida? La dirección de ETA ha facilitado a sus presos una respuesta tranquilizadora a esta aparente paradoja: 25 días. Ni uno más. Incluso alguno menos, si motivos de salud lo aconsejan. Los servicios de información policiales han interceptado un comunicado de la banda que alecciona a sus presos sobre cómo debe desarrollarse la huelga de hambre "sin límite" iniciada el día 9, para exigir su traslado a cárceles vascas. Mediante relevos, ETA se propone mantener la protesta en las prisiones hasta 1997.

"Para esta fase [la cuarta, de una campaña que se inició en enero pasado] se plantea una gose greba [huelga de hambre] sin límite y a relevos. Pero cuidado, desde el principio teníamos muy claro que al término, sin límite había que darle un contenido. No hay que pasar de 25 días", afirma el comunicado de la dirección de ETA.El documento revela hasta qué punto las acciones de los presos (unos 500, distribuidos por cárceles de toda España) son organizadas desde el exterior por los dirigentes de la banda terrorista y también el cuidado que ponen en no presionarles demasiado, seguramente por temor a que se rompa la aparente cohesión del colectivo, en opinión de las fuentes consultadas.

"Resulta difícil concretar cuándo llega la hora de una gose greba; o sea, cuando comienzan los riesgos. Esto es así", prosigue la circular, "porque hay que tener en cuenta la salud de cada huelguista. Los planteamientos que había de [mantener la huelga] hasta entubarnos [necesitar alimentación por sonda] hay que rechazarlos".

La campaña "Presoak Euskal Herrira", para el traslado de los presos al País Vasco, se inició el pasado 15 de enero, con una serie de movilizaciones y una huelga de hambre escalonada en cinco turnos de 14 días de duración cada uno, que concluyó el pasádo 27 de marzo.Secuestro de Ortega Lara

El arranque de la campaña coincidió con el secuestro del funcionario de la prisión de Logroño José Antonio Ortega Lara, el 17 de enero, con el que ETA intenta forzar al Gobierno -primero, al del PSOE y ahora, al del PP- a modificar su política penitenciaria y acabar con la dispersión de sus presos.La segunda fase de la campaña se inició el 24 de marzo, solapándose con el final de la primera, y consistió en acciones reivindicativas de chapeo, negativa del recluso a abandonar la celda, también por periodos de 14 días y por turnos, finalizando el 2 junio. Durante el mes de julio,los presos se dividieron en dos grupos, realizando cada uno de ellos un chapeo de un mes, hasta el 16 de agostó.

La cuarta y última fase de la campaña diseñada por el Frente de Makos (cárceles) de ETA debía iniciarse el 1 de septiembre, pero sus responsables la retrasaron nueve días, para dar tiempo a que los internos remitieran al director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, instancias individuales en las que solicitan su traslado a cárceles vascas y el consiguiente fin de la política de dispersión.

Fuentes de la lucha antiterrorista consideran que este conjunto de acciones, prolongadas a lo largo de más de ocho meses, tiene como objetivo principal mantener ocupados a los presos y evitar fisuras en el colectivo, sobre todo en un momento en que el Ministerio de Interior ha ratificado que no habrá traslados masivos y que se dará un tratamiento individualizado a cada recluso, en función de sus progresos en el camino hacia la reinserción.

ETA, agregan las mismas fuentes, parece consciente de la fragilidad de su control sobre los presos y, por eso, se cuida muy mucho de no apretar demasiado las tuercas. "Repetimos de nuevo", agrega la circular interceptada a la banda, "tienen que ser 25 días y, dentro de este planteamiento, tampoco hay que forzar: si un compañero lo lleva mal, lo deja; y toma su testigo otro compañero".

La huelga de hambre la iniciaron el pasado día 9 un total de 17 internos de siete centros penitenciarios, aunque las Gestoras pro-Amnistía elevaron la cifra hasta 20, ya que incluyeron a tres reclusos en cárceles francesas, cuyo objetivo lógicamente no sería su acercamiento a las prisiones del País Vasco sino más bien el contrario.

Paralelamente, algunos presos de ETA han iniciado un plante consistente en negarse a realizar las tareas de limpieza, lo que se interpreta como una forma de mostrar su apoyo a los huelguistas de hambre.