Un teléfono desbarata otro 'timo del pinchazo'

"¡Que bambolea!", gritaron el pasado sábado desde un viejo Renault 19 blanco al conductor del flamante Chrysler Voyager que circulaba a su lado. La persona que conducía este coche, Ramón R., entendió que algo le pasaba a su vehículo y paró en el arcén de la N-IV, cerca del barrio de Villaverde.Los tres ocupantes del Renault -un hombre y dos mujeres- estacionaron su coche junto al Chrysler de Ramón R. y se bajaron para ayudarle. "No sé, algo me dijo que no eran de fiar", recuerda Ramón R. "Uno de mis acompañantes, que era norteamericano, nada más verles descender de su vehículo dijo que eran atracadores de autopista. Yo le respondí que eso era una tontería y que sólo pasaba en las películas norteamericanas. Le dije que nosotros estábamos, en la N-IV, en Madrid. De todas formas, algo me influyó el comentario de mi amigo y, pensé que las cosas no iban demasiado bien: una de las mujeres que salió del Renault se dirigía hacia la parte trasera del mío". (Unos minutos después, Ramón R. descubriría que la mujer había pinchado una rueda del vehículo).

Y continúa: "Todo era raro. Por mi cabeza pasó un reportaje que había leído sobre una banda de atracadores peruanos que paraban coches en las autopistas catalanas y empecé a relacionarlo todo. Y más cuando me di cuenta de que el coche que me había parado tenía la matrícula de Barcelona. Grité a mis acompañantes que llamasen a la policía con el teléfono móvil que guardábamos en el coche".

"Somos la policía"

"No hace falta, nosotros somos la policía", le respondió con un difuso acento hispanoamericano el conductor del Renault 19, al tiempo que le mostraba una su puesta placa de agente. "Pues qué bien", señaló con cierta sorna Ramón R., "no se vaya de aquí y espere a que lleguen sus compañeros". "Que no, que no telefonee, que ya estamos aquí", insistió el falso policía, mientras retrocedía hacia su coche para ponerlo en marcha y huir a toda velocidad con sus dos compañeras, una de ellas con un estilete en la mano. El coche aceleró y se perdió en un cruce de la M-40. Ramón R. reconoce que no llegó a llamar a la policía: "Estábamos tan nerviosos que no fuimos capaces de marcar bien el número, pero aun así fingimos el contacto con ellos".La Jefatura Superior de Policía afirma que Ramón R. y sus acompañantes estuvieron a punto de sufrir el timo del pinchazo, una modalidad que actualmente practican en Madrid "tres o cuatro bandas". Según la policía, "actúan sobre todo en el aeropuerto y en Colón". Allí descubren a sus víctimas y comienzan su persecución hasta las afueras de la ciudad. "Se fijan", dicen las fuentes policiales consultadas, "en si las víctimas llevan mucho equipaje o han sacado dinero de algún cajero cercano, y, sobre todo, dónde guardan el dinero".

Cuando el conductor se baja para comprobar la causa del aviso, uno de los ladrones le pincha una rueda, mientras otro entra en el vehículo y lo desvalija. Como el conductor se suele quitar la chaqueta para cambiar la rueda, también le extraen la cartera en un descuido.

Este tipo de robos fue descubierto por primera vez a principios de junio. La Delegación del Gobierno creó un "dispositivo especial" para evitar nuevos atracos. "Tenemos desde entonces dos coches, situados en Colón y en Barajas, pero aún no hemos obtenido resultados. Es difícil coger a esta gente in fraganti", relata la policía, que reduce el número de atracos cometidos por estas bandas a "tres o cuatro al mes". Según estas fuentes, "Ias bandas están compuestas por suramericanos e, incluso, africanos".