SOFÍA LOREN, ENTRE DOS HOMBRES
Sofía Loren se ha vuelto freudiana ortodoxa para explicar al mundo su larga y estable unión con el productor Carlo Ponti, todavía hoy demasiado gris y maduro como para que millones de envidiosos aceptaran normalmente su romance con la diosa que probablemente ha suscitado más sueños de celuloide. "He buscado siempre a un hombre que pudiera sustituir a mi padre", reconoce la Loren en un artículo autobiográfico que acaba de, publicar en Los Angeles. La búsqueda fue tenaz, no siempre directa ni fácil. Recuerda la fogosa napolitana que nunca le faltaron pretendientes, y señala como una ocasión de oro a Cary Grant, del que dice que cayó perdidamente enamorada durante el rodaje de Orgullo y pasión, porque el divo norteamericano "era un hombre maravilloso, un verdadero gentleman "y porque se enamoró profundamente de mí", añade Sofía antes de recordar que Grant la telefoneó "para saber cómo estaba" pocos días antes de su muerte. ¿Cómo pudo preferir, pese a todo, al grueso Ponti' con el que se relacionaba desde los 15 años? La actriz reconoce que el dilema existió y dice haberlo resuelto poniendo unas gotas de genuino provincianismo en su carácter freudiano. "No estuve segura de que quisiera casarme con un hombre que no era de mi ciudad. Me habría sentido perdida", escribe. Este mismo tradicionalismo acérrimo explica el resto. "No soy italiana, sino una napolitana absolutamente partidaria de la fidelidad", sostiene. Dadas las tensiones políticas que por estos días suscita la Liga Norte, no es impensable que, alguien acuse a Sofia Loren de querer sentar en la cama las bases culturales de un nuevo separatismo de los meridionales
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