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Récord de manos abrasadas

El intento de batir una marca de 'sogatira' en Alcalá termina con 60 heridos

La prueba Para batir el récord de participantes en una prueba de sogatira terminó con la poco gratificante marca de manos abrasadas por una cuerda. Alrededor de 60 resultaron ayer heridas en Alcalá de Henares (167.000 habitantes) por las quemaduras que les produjo la soga de la que tiraban cuando ésta se rompió y se deslizó sobre sus palmas arrastrando la piel. El Ayuntamiento, que incluyó este juego, consistente en tirar a dos bandos de una cuerda, dentro del programa de fiestas, encargó una cuerde para 500 participantes, 200 menos de los inscritos. Todos los heridos han sido ya dados de alta menos uno, que anoche permanecía en observación en el hospital de Alcalá con un golpe en la cabeza.Ambiente de fiesta. Dos equipos, 340 personas de todas las edades en cada bando se repartían a ambos lados de una cuerda de 390 metros que abarcaba toda la calle Mayor. Se disponían a inscribir a su ciudad en el Libro Guinness de los Récords. La marca estaba en manos de Pontevedra, que en 1994 reunió a 435 personas.

Parecía fácil. La organización anunció por megafonía, antes de soltar el cohete que daba el pistoletazo de salida, que el récord estaba batido. Sólo quedaba tirar de ambos lados de la cuerda para arrastrar el pañuelo rojo atado en el centro al campo del equipo ganador. Otro cohete anunciaría que el juego había terminado.

Muchos creyeron oírlo, pero no era pirotecnia sino el estallido de la cuerda al deshilacharse y romperse. A partir de ese momento reinó la confusión. Mucha gente cayó al suelo, mientras los que habían seguido tirando chillaban con lágrimas en los ojos levantando sus manos en carne viva. El roce de la cuerda les produjo quemaduras, casi todas con "pérdida de sustancia", es decir, dejándo al descubierto músculos y tendones, según explicó un médico del sanatorio Vallés.

El alcalde de Alcalá, Bartolomé González, del PP, que también resultó herido en una mano, calificó lo ocurrido de "accidente fortuito". El Ayuntamiento adquirió la soga en una céntrica tienda de Madrid: 390 metros de longitud y 30 milímetros de diámetro, de un material sintético denominado polipropileno. En las tablas que facilita la fábrica sobre su resistencia establece que la de este grosor tiene una fuerza de rotura mínima de 12.800 kilogramos. El comerciante se mostró extrañado por lo ocurrido: "Todo el mundo sabe que las cuerdas queman con la fricción y es mejor llevar guantes", González afirmó que el Ayuntamiento se dirigirá a los responsables del Libro Guinness de los Récords para inscribir el de Alcalá. "Si se ha batido, se ha batido", manifestó el regidor; "se me ha quedado grabada la imagen de un herido al que lo único que le interesaba era saber si se había conseguido la marca".

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