_
_
_
_

"Llevo más de una década sin vivir en libertad"

"Me siento desamparada. Después de 13 años de agresiones, estoy constatando la. fragilidad del Estado porque, aunque creo en la democracia, yo no estoy disfrutando de ella. Me doy cuenta de que llevo más de una década sin vivir en libertad, aunque pienso seguir trabajando y residiendo en este barrio".Mari Asun Apesteguía, de 45 años, parlamentaria socialista en Navarra, vecina de la barriada de la Chantrea, en Pamplona, está cansada de denunciar el acoso al que aberizales violentos la someten amparándose en el anonimato de la noche o a cara descubierta. No en balde ha puesto más de una docena de denuncias en estos años por amenazas de muerte, insultos, reiterados destrozos en sus coches -el último en la rnadrugada del pasado lunes- e incluso intentos de quemar su vivienda familiar, pero la policía no ha podido detener nunca a los culpables.

La parlamentaria reside junto a su madre, de 78 años; un hermano, su marido y su hijo en la calle Alfonso Beorlegui, en un barrio humilde de extracción obrera. La vulnerabilidad de un primer piso y la simpatía popular que despierta esta sindicalista de UGT, desde la época de la clandestinidad, metida a concejala del Ayuntamiento pamplonés entre 19,83 y 1995 ha hecho que en estos años haya padecido como ningún otro socialista navarro el cerco de jóvenes violentos.

"Hacen sufrir a mi familia para que sufra yo. Quieren que me vaya del barrio en el que he vivido siempre. Pero, afortunadamente, la solidaridad de mis vecinos es cada día mayor. Aunque esta casa es de mi madre y mi marido y yo tenemos un piso en otra zona, no pensamos mudamos porque mi familia nos necesita", asegura Apesteguía.

Miedo, valor, precaución

"No soy ninguna heroína y no hago victimismo. Simplemente, denuncio unos hechos que van a más", añade para reconocer a continuación que tiene el lógico miedo: "Lo tengo, pero también valor y precaución". "Lo único que he hecho", explica, "ha sido trabajar por Pamplona y sus gentes. Yo vivo de: mi trabajo [es responsable de compras de una empresa navarra], y considero que la calle es de todos. Pero hay muchos que no opinan igual. Cuando me atacan lo hacen contra un sistema de libertades y una democracia que no toleran".Hace unos años, Apesteguía recorría el barrio con una libreta en la que apuntaba los pequeños detalles que después intentaba solucionar en el Ayuntamiento. Ahora reconoce que prefiere pasear por otros sitios. Su hijo, también militante del PSOE, tuvo que estudiar en un colegio del centro de la ciudad en el que no era reconocido.

La parlamentaria dejó de ir a la piscina de su barriada harta de que chicos de apenas 14 años le insultaran día tras día. Ha sufrido lo indecible: desde amenazas telefónicas o cuando participa en las concentraciones pacifistas de Gesto por la Paz hasta manifestaciones de HB ante su vivienda, pintadas, artefactos simulados en las escaleras, daños en sus vehículos y lo peor de todo: "Sentir la permanente vigilancia de mis pasos, afirma.

Aunque defiende la independencia del Poder Judicial, Apesteguía, como simple ciudadana, advierte que no cree en su neutralidad: "Me parece que los jueces son mucho más neutrales con quienes más fuerza tienen y más miedo provocan que con los ciudadanos de bien. Muchos lo percibimos así".

Militante activa del pacifismo, dice que lo que no perdona el entorno de los violentos es la libertad de pensamiento: "Cuando los pacifistas hemos salido a la calle, han reaccionado violentamente". "HB es la quinta fuerza política en este barrio, donde el PSOE ha sido históricamente mayoritario. Eso tampoco lo perdonan", matiza.

Luego, recuerda: "Cuando hace trece años le dije que iba a entrar en el Ayuntamiento como concejala del PSOE, mi madre me respondió: "¿Pero tú sabes lo que significa ser del PSOE en la Chantrea?". Ahora sé que aquella apuesta por pensar en libertad y trabajar por Pamplona desde las ideas socialistas nos está costando caro a mí y a mi familia", concluye.

[Xanet Arozarena, concejal de Eusko Alkartasuna en Oiartzun (Guipúzcoa) desde hace cinco meses, ha anunciado que dimitirá de su cargo por las amenazas de radicales al grupo musical en el que toca la guitarra. Su partido apoya la construcción de una comisaría de la Ertzaintza].

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_