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Un fiscal del norte de Italia reabre la investigación sobre la repentina muerte de un ex ministro de Andreotti

La Fiscalía de Belluno, en el noreste de Italia, ha decidido abrir una investigación sobre la muerte de Franco Piga, ocurrida en Cortina d'Ampezzo en 1990, cuando era ministro de Participaciones Estatales del Gobierno de Giulio Andreotti. Piga, cuyo fallecimiento fue considerado natural (infarto), murió a los 63 años de forma repentina, mientras era trasladado al hospital en helicóptero, después de que se sintiera mal en su casa de las montañas Dolomitas, donde pasaba la Navidad.Por su cargo, llevó las riendas del asunto Enimont, cuando aún no se conocían las enormes comisiones ilegales pagadas, que lo convertirían en el caso número uno de Tangentópolis, que después provocaría varios suicidios y muertes misteriosas.

El fiscal Carlo Broli ha dicho que, aunque no hay elementos que hagan sospechar que la muerte de Piga no se debiera a causas naturales, alguien "una persona privada", que no es su viuda, según ha puntualizado, ha levantado dudas al respecto, por lo que se ha iniciado una investigación. El fiscal no encuentra motivos para ordenar la exhumación del cadáver.

Por el momento han sido interrogados los médicos y enfermeros que atendieron al ministro aquella noche de enero de 1990, a los que se les ha preguntado si alguien vio que le pusieran alguna inyección. El médico Federico Botto, de servicio aquel día, ha manifestado que Piga llegó cianótico y que, aunque lo trasladaron rápidamente, no hubo nada que hacer.

Andreotti lo nombró ministro cinco meses antes de que muriera, y Piga tuvo que ocuparse del caso Enimont, la disolución de un coloso químico formado por el Ente Nacional de Hidrocarburos (ENI) estatal, y la privada Montedison, de Raul Gardini. Sería luego, el hoy ministro de Obras Públicas y entonces fiscal, Antonio Di Pietro el que descubrió las ingentes sumas fraudulentas que la operación había movido.

'Caso Enimont'

Los dos protagonistas de la misma, Gabriele Cagliari, ex presidente del ENI, y Raul Gardini, ex presidente del grupo Ferruzzi, se suicidaron con tres días de diferencia: el primero en la cárcel milanesa de San Vittore, el 20 de julio de 1993; Gardini se pegó un tiro en su casa de Milán 72 horas después. La investigación sobre si Piga le llevó de la operación Enimont 900 millones de liras (unos 75 millones de pesetas) fue archivada porque el ministro ya había fallecido.El 25 de febrero de ese mismo 1993 había sido hallado muerto, en la colina de Sacrofano, cerca de Roma, un alto directivo del Ministerio de Participaciones Estatales, Sergio Castellari, sin que la pistola que le encontraron al lado haya convencido a las autoridades de que se trató inequívocamente de un suicidio.

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Franco Piga, que fue durante mucho tiempo presidente de la Consob, confederación bancaria, coincidía en Cortina, en sus vacaciones, con el entonces presidente de la República, Francesco Cossiga; el del Gobierno, Giulio Andreotti, y el del Senado, Giovanni Spadolini. En su carrera se había cruzado con otros grandes personajes muertos en oscuras circunstancias, como Roberto Calvi.

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