Un listo

En su artículo El idiota en la Madre Patria, publicado el pasado domingo, el señor Vargas Llosa comienza con un fuerte elogio al libro Manual del perfecto idiota latinoamericano, escrito por tres autores. Uno de ellos es su hijo, Álvaro. Hace algunos meses, el escritor peruano utilizó esta misma sección de Opinión en el mismo periódico para alabar sin reparos el mismo libro de su mismo hijo.Probablemente el libro sea tan bueno que su padre ha decidido insistirnos. En la ocasión anterior, Vargas explicaba que la obra había aparecido en América Latina. Mala fortuna para los españoles. Pero ahora nos alerta que ha sido publicada una versión en España con un capítulo sobre este país.

Querer a los amigos y a los hijos es algo bueno. Pero practicar el amiguismo y el hjismo, y además cobrar una buena suma por ello es éticamente incorrecto. El señor Vargas Llosa lo sabe. Y el diario EL PAÍS no debería permitir este abuso de confianza. Al publicarse este artículo el diario pierde legitimidad y seriedad.

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¿Está el periódico dispuesto a publicar cualquier cosa que escriba Vargas, o cualquier otro autor, sólo porque es famoso? ¿No corremos los lectores el riesgo de que este señor nos esté recomendando el libro porque está escrito por su hijo? Y, ¿publicaría EL PAÍS un artículo tan abiertamente promocional de otro autor y un familiar suyo? Una cosa es que alguien famoso escriba algo polémico, como ha hecho recientemente Peter Handke acerca de Serbia, y otra es hacer publicidad de la familia, por brillante que sea Alvaro.

El mismo artículo plantea el problema de la repetición. En los últimos años y artículos el señor Vargas Llosa nos ha explicado una y otra vez, y nuevamente, los beneficios del liberalismo económico. A veces lo ha hecho de forma inteligente y en otras de manera desafortunada. Pero aquí no se trata de una cuestión de contenido, sino de estructura y mensaje. En todos los casos Várgas usa el mismo modelo: una entrada sobre un libro, un suceso o un viaje que acaba de hacer, una parte central sobre las maravillas del libre mercado, una crítica a las retrógradas ideas de izquierdas, otra crítica al terrible papel del Estado y un final sobre el suceso o libro del principio.

Creo que Vargas ya lo ha dicho todo, sobre el liberalismo, y demasiadas veces. Y si continúa con lo mismo temo que va a terminar por aburrir a los que ya convenció. Mi problema no es con sus ideas, sino con el abuso de la repetición. ¿No puede un periódico sugerirle que haga otro tema, con otro modelo? Un autor de novelas tan creativas seguro que podría hacer el esfuerzo.

¿Qué pasaría si un colaborador habitual vuestro con menos nombre y bastante menos arrogancia que Vargas Llosa escribiese siempre lo mismo y de paso ayudase a un primo suyo a vender sus cuadros o promocionar, digamos, la farmacia de su hermano? Soy periodista, conozco el oficio y estoy seguro que no se consentiría esta actitud. El señor Vargas está abusando de la confianza del periódico y de los electores. Está actuando como Un listo en la Madre Patria.-