Las mismas caras, cuatro años después

Hay menos empujones por conseguir las medallas en los 100 metros femeninos que en la categoría masculina. Cuatro años después de los Juegos de Barcelona, las protagonistas serán las mismas: la campeona Gail Devers, la rusa Privalova, las jamaicanas Merlene Ottey y Julieth Cutberth y la estadounidense Gwen Torrence, que tenía la condición de favorita indiscutible hasta hace dos semanas.Torrence, sin duda la mejor velocista del mundo, sufrió una lesión de fibras que le impidió clasificarse para el equipo de 200 metros. Natural de un suburbio de Atlanta, es un de atletas más queridas por el equipo y una de las más odiadas por sus rivales.

Tras la final de 100 metros en Barcelona -donde fue cuartadijo que dos de las tres primeras estaban dopadas. Inmediatamente se sublevaron Gail Devers, Cuthberth y Privalova. A Ottey no le hizo falta. Hace bastantes años que mantiene una guerra abierta con Gwen Torrence. Desde entonces, hay una especie de conjura para batir a Torrence.

Si la velocista norteamericana ha conseguido recuperarse de su lesión, será difícil que salga derrotada. Sin embargo, en las últimas reuniones en Europa perdió frente a la incombustible Merlene Ottey, 36 años y ninguna medalla de oro individual desde Moscú 90. Ottey está fina y Gail Devers se supone que también. Devers, dirigida por el íncandescente Bob Kersee, tiene la virtud de. ponerse a punto para las grandes ocasiones. Su historia es la de una luchadora que ha vencido a una grave enfermedad de tiroides -el mal de Greaves- y una larga lista de lesiones. Pero cuando cuenta, es decir, *en los Juegos Olímpicos o Campeonatos del Mundo, Devers está igual de afilada que la mayoría de los atletas de Kersee.

Del cartel parece que se cae Privalova. En condiciones normales, la rusa tendría las mismas oportunidades que Torrence, Devers y Ottey, pero sus limitadas apariciones esta temporada han sido decepcionantes. Por primera vez en cuatro años no ha bajado de once segundos.