Cascos advierte a Arzalluz que su iniciativa de diálogo con ETA cuestiona el Pacto de Ajuria Enea

Al Gobierno del PP ya le han brotado sus barones autonómicos y acaba de aparecerle un depositario de su ortodoxia. El vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez Cascos reafirmó ayer el programa del PP en materia antiterrorista y renovación el poder judicial, descafeinados, según él, por sus socios nacionalistas. En una intervención inusual en estos tiempos de luna miel con los nacionalistas, advirtió al residente del PNV, Xabier Arzalluz, que sus iniciativas unilaterales de diálogo con TA han originado las crisis del Pacto de Ajuria Enea. Con esa rotundidad respondió a la reciente invitación de Arzalluz para que el Gobierno dé pasos hacia una relación secreta con la banda armada.

El vicepresidente convocó a los periodistas para presentar las propuestas legislativas del Gobierno, pero la aprovechó para fijar la posición del Ejecutivo en materia antiterrorista, sin ningún temor a arremeter contra sus socios nacionalistas. Hace menos de una semana, en una entrevista con EL PAÍS, el presidente del Gobierno, José María Aznar, elogiaba con rotundidad el acuerdo con el PNV y lo definía como uno de los ejes de su administración. Alvarez Cascos rechazó cualquier tipo de diálogo, público o privado, con ETA mientras no deje de matar. "El Gobierno rechaza cualquier fórmula en tanto ETA no dé muestras del abandono definitivo de la violencia", dijo. Pero el vicepresidente precisó más. Invocó los acuerdos de Ajuria Enea para defender que, si ETA abandona las armas, el proceso de diálogo debe ser a través de los partidos democráticos y en sede parlamentaria. "Sea la propuesta que sea, si lleva el apellido de secreta es incompatible con el estilo del Gobierno". Y, por si hubiera dudas, repitió: "No habrá diálogo ni público ni secreto con ETA ni antes ni después". Álvarez Cascos aprovechó la advertencia a Arzalluz para comprometerse públicamente a abrir un proceso de transparencia en relación con ETA, proceso que negó al Gobierno socialista. Aseguró que la crisis del pacto de Ajuria Enea -de julio de 1994 hasta junio pasado- tuvo como causa "la falta de informa-ción absoluta [del Gobierno socialista] que alimentaba la desconfianza".

Ausencia de información Manifestó que esa ausencia de información estaba motivada por "situaciones que posteriormente han aflorado", en clara referencia al diálogo intentado por ETA a través del Premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel durante el pasado año. Álvarez Cascos aclaró que el nuevo Gobierno había cegado esa vía y que se comprometía a que "no habrá ni actos inconfesables ni falta de información" por parte del Ejecutivo.

En un alarde de audacia, el vicepresidente aseguró que el PP no había cambiado su política antiterrorista al llegar al Gobierno. Interpelado por el entierro de su propuesta -reiterada cuando estaban en la oposición- de exigir el cumplimiento íntegro de las penas de los terroristas, sobre la que basculó una parte importante de su oferta antiterrorista, respondió que el Gobierno se había visto obligado a retirarla por carecer del apoyo de los nacionalistas.

Joaquín Almunia, informa Anabel Diez, replicó, en nombre de los socialistas, que se alegraba de la vuelta al consenso por parte del PP, y añadió: "Fue el PP quien rompió el consenso en materia antiterrorista, por lo que no deben dar lecciones a nadie".

La misma reafirmación de las señas de identidad del PP ante los nacionalistas la trasladó Álvarez Cascos a su actitud ante la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Lamentó que la falta de apoyo parlamentario de sus socios nacionalistas haya impedido la desaparición legal del sistema de cuotas entre partidos y la renovación del consejo por la vía de las asociaciones profesionales, tal y como ofrecía el programa electoral del PP. "Es incongruente pedir una despolitización del CGPJ y defender el actual sistema de elección", dijo en alusión a sus socios nacionalistas.

El vicepresidente aseguró que el Gobierno mantenía la aspiración de cambiar el sistema de elección del CGPJ y añadió que "si, con el nuevo consejo se introduce el germen de la politización no será por responsabilidad del PP". A renglón seguido insinuó que si se reproducen los problemas del anterior consejo, confiaba en que sus socios nacionalistas cambiarían de posición.

Álvarez Cascos destacó el diálogo como principal característica de lo que él mismo denominó "un giro copernicano en el estilo de gobernar" por parte del nuevo Ejecutivo. Recordó, a modo de ejemplo, que en los dos primeros meses, el presidente Aznar ha recibido a todos los presidentes autonómicos, incluidos los socialistas, en contraste con Felipe González que sólo recibió a dos presidentes del PP en su larga trayectoria de gobernante: Manuel Fraga, de Galicia, y Gabriel Cañellas, de Baleares. Apostó por el diálogo como instrumento ante el próximo doble reto que le toca afrontar al Gobierno: los presupuestos y la aprobación del nuevo modelo de financiación autonómica.

Por último, restó importancia a las distintas posiciones que están adoptando los presidentes autonómicos del PP: "El Gobierno considera que el modelo de financiación no es cerrado. Sería incompatible con el talante de diálogo del Ejecutivo que tratará de aunar las opiniones de las comunidades autónomas".