Estalla la batalla de Jerusalén entre judíos ultrarreligiosos y laicos
La batalla de Jerusalén ha comenzado, pero en esta ocasión no enfrenta a israelíes y palestinos, sino a los judíos ultrarreligiosos y a los laicos. Los sectores ortodoxos exigen el cierre de la calle de Bar-llan,los sábados porque numerosas familias judías que viven a lo largo de esa arteria consideran que. el paso de vehículos el sábado constituye una profanación de la festividad que ofende sus sentimientos religiosos.
La calle en cuestión es una importante arteria que cruza la ciudad, y es la vía más corta y rápida para acceder al principal hospital de Jerusalén. Los laicos de esta ciudad siguen siendo mayoría (cerca del 75%), si bien su número está descendiendo desde hace diez años. Sus representantes hacen oídos sordos a la airadas exigencias de los ortodoxos. Nada de cerrar al tráfico la controvertida arteria los sábados. El partido Meretz, punta de lanza en la defensa de la laicidad de Israel, ha decidido pasar al contraataque. El sábado último organizó una caravana de centenares de automóviles que atravesó la calle de Bar-llan desafiando la. cólera y las piedras de los cerca de 10.000 ultraortodoxos que atestaban las aceras.
Los manifestantes ultras no dudaron en lanzar piedras y cubos de basura a la policía, que trataba de impedir que bloqueasen la calle, obedeciendo las instrucciones del Tribunal Supremo. Los agentes intentaron en vano explicar a los ortodoxos que tenían que mantener abierta la calle para obedecer la ley. "Quien hace la ley para nosotros no es el Tribunal Supremo, un tribunal laico, sino los rabinos ortodoxos", gritó uno de los líderes de la concentración religiosa, que no dudó en advertir ante las cámaras de televisión que lo ocurrido este sábado "no era nada en comparación con lo que puede ocurrir en el próximo si la calle no se cerraba al tráfico".
El Tribunal Supremo ha dado un plazo de 15 días al Ministerio de Transportes para que justifique su decisión de ordenar el cierre al tráfico de la calle durante las horas de oración. Hace dos años, el inspector principal de tráfico respondió con una rotunda negativa a las exigencias de los judíos ultraortodoxos por considerar "impensable cerrar una arteria tan importante a la circulación de automóviles". Ahora ha cambiado de opinión. El Tribunal Supremo le ha preguntado qué es lo que ha cambiado desde su respuesta de 1994, aparte del titular del ministerio. Da la casualidad de que el nuevo ministro, Isaac Levy, es un hombre religioso.
La batalla de Jerusalén puede ser violenta. Los laicos temen que el cierre, aunque sea parcial, de la calle de Bar-llan puede suponer un precedente que incite a los ultras a aumentar sus exigencias. Ya hay ultraortodoxos que exigen el cierre de otras calles, entre ellas la entrada a Jerusalén, durante la celebración del sabbath, la fiesta religiosa judía que se prolonga desde el atardecer del viernes al del sábado.
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