Los rusos intentan matar al lider checheno con quien Yeltsin negoció el alto el fuego
Los rusos intentaron matar ayer al líder separatista Zelimján Yandarbíev, el político con quien Borís Yeltsin firmó un alto el fuego en el Kremlin a finales de mayo, cuando todavía no se habían celebrado los comicios presidenciales y el conflicto checheno, podía influir negativamente en las posibilidades de reelección del actual jefe de Estado. La aviación del Kremlin, bombardeó la aldea chechena Majketi, donde se encuentra la sede de Yandarbíev, y el general Viacheslav Tijómirov, jefe de las fuerzas federales en Chechenia, no ocultó que el ataque iba dirigido precisamente contra su cuartel general.
El general Tijomírov -un halcón que cree que el deseo de independencia sólo puede nacer en la mente de un bandido- declaró ayer que la aviación había asestado "golpes de precisión" contra el cuartel general de Yandarbíev. En justa réplica, el líder checheno dio ayer orden de búsqueda y captura de Tijomírov, según informó la emisora Eco de Moscú.La precisión de los pilotos rusos es bien conocida por los chechenos, y especialmente por los habitantes de Grozni, ciudad en la que las bombas mataron a decenas de miles de civiles. El bombardeo de ayer también tuvo como principales víctimas a civiles: un mínimo de veinte personas perecieron y muchas otras resultaron heridas a consecuencia del ataque ruso contra Majketi, aldea situada a unos 35 kilómetros al sur de la capital chechena. Un portavoz checheno habló de 370 muertos y 170 heridos entre ese ataque y el del día anterior contra Guejí.
La operación ordenada por Tijomírov es de castigo: los chechenos no cumplieron con el ultimátum presentado por el general de liberar a todos los prisioneros rusos. Así explicó sus acciones el comandante de las fuerzas federales rusas en Chechenia durante una entrevista concedida ayer a la televisión local Vainaj.
La aviación y la artillería rusas también continuaron ayer, por segundo día consecutivo, los "golpes de precisión" contra Guejí. Esta localidad, situada a unos 30 kilómetros al suroeste de Grozni, se halla bloqueada por los soldados del Kremlin y sólo se deja salir de ella a las mujeres y los niños. Tijomírov dijo por la televisión chechena que las acciones de las tropas federales en ningún caso trasgreden los acuerdos de Moscú y Nazrán, ya que se emprenden "en respuesta a las acciones criminales de los bandidos".
El comandante de las fuerzas federales en Chechenia nunca ocultó que estaba en contra de negociar con los independentistas, que para él son sólo vulgares bandidos. Pero en plena campaña electoral no podía reanudar la guerra, porque ello le habría significado su fulminante destitución. Yeltsin no podía permitir que el sangriento conflicto checheno le quitara votos.
Con la llegada de Alexandr Lébed al Kremlin como asesor de Yeltsin y secretario del Consejo de Seguridad, muchos creyeron que el proceso de paz echaría raíces, ya que el carismático general había sido un abierto enemigo de la intervención militar en Chechenia e incluso decía que había que celebrar un referéndum para que los chechenos decidieran sobre su independencia. Y poco después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, la prensa local informó de que Tijomírov había sido destituido, lo que era un signo más de las intenciones de paz del nuevo hombre fuerte del Kremlin. La noticia, sin embargo, resultó ser falsa y este halcón reapareció en Grozni en su puesto y con carta blanca para aplastar por la fuerza a los independentistas.
Este brusco cambio de la suerte de Tijornirov, al que ya se daba por eliminado, tiene explicación: el comandante de las fuerzas federales tomó la iniciativa, viajó a Moscú y se entrevistó durante cinco horas y media con Lébed. Y por lo visto logró convencer a éste para que le permitiera tratar de acabar con los independentistas. Lébed tiene previsto viajar a Chechenia después del próximo día 17 de julio.
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