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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Armas ilícitas

CINCUENTA AÑOS después de la explosión de las primeras bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya considera ilegal la amenaza o uso de las armas nucleares, aunque no su posesión. Este dictamen, en respuesta a una pregunta que la Asamblea General de las Naciones Unidas planteó en 1994, puede servir de acicate moral -pues carece de obligatoriedad jurídica- para impulsar un mayor desarme nuclear, y en particular la prohibición total de pruebas atómicas.El tribunal basa su razonamiento no sólo en el rechazo genérico de la amenaza o uso de la fuerza contra la integridad territorial de otros Estados, como reza la Carta de las Naciones Unidas, sino en las "características únicas" de las armas nucleares, en su poder destructivo y su capacidad para generar sufrimiento humano -a combatientes y civiles, indistintamente- y Para causar daños a las generaciones venideras. Según este fallo, las armas nucleares van en contra de las "leyes y usos de la guerra", lo que ahora se viene a llamar el derecho humanitario internacional.

Si esta parte de las consideraciones ha merecido la unanimidad de los 14 jueces integrantes del tribunal internacional, más controversia puede causar la, excepción que se introduce al aceptar el uso del arma nuclear en "circunstancias excepcionales", para defender el territorio nacional cuando esté en juego la propia supervivencia del Estado.

Esta salvedad fue aprobada por el voto de calidad del presidente del tribunal, el argelino Mohamed Beyaoui, que deshizo empate entre los magistrados.

En este contexto, el tribunal afirma también que no puede ignorar la práctica de la "política de disuasión" que durante años ha seguido gran parte de la comunidad internacional y que ha estado en la base del equilibrio bipolar durante la guerra fría. La opinión del tribunal viene al punto. Si, tras la guerra fría, Estados Unidos y los, países, de la antigua Unión Soviética han avanzado significativamente en el desarme nuclear, aún existe capacidad suficiente para destruir al mundo varias veces. Además, el riesgo de proliferación de estas armas sigue siendo un tema no resuelto cuya importancia puede crecer en el futuro. Especialmente cuando las negociaciones para la prohibición total de las pruebas nucleares están paralizadas desde el mes pasado, en que debían haber concluido.

Moscú y Pekín piden que las potencias umbral -India, Pakistán e Israel- ratifiquen el nuevo tratado antes de que éste obligue a las cinco potencias nucleares oficiales: EE UU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. Pero la India -que fue la primera que propuso tal tratado hace ahora 40 años- exige como condición previa que estas potencias acuerden un calendario para un desarme nuclear total, objetivo que está contenido en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, recientemente renovado. Y por si se había olvidado, el dictamen del tribunal recuerda dicha obligación., En cualquier caso, como se ha repetido hasta la saciedad, desinventar las armas nucleares es imposible. Ahora bien, controlarlas y reducirlas a un mínimo no es solamente posible, sino necesario.

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