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Pellón se felicita de que no se detecte deshonestidad en la gestión de la Expo

Jacinto Pellón, ex presidente de la sociedad estatal Expo 92, ve con "satisfacción personal que no se haya podido detectar el menor indicio de deshonestidad en la gestión" de la Exposición Universal de Sevilla. Así lo expresa en sus alegaciones al anteproyecto del informe del Tribunal de Cuentas sobre la Expo, informe que eleva las pérdidas de la sociedad a 37.046 millones de pesetas.Pellón no entra en el detalle del análisis contable realizado por los auditores del Tribunal de Cuentas, una de cuyas conclusiones es que en 1992 la sociedad estatal registró 13.759 millones de pesetas de pérdidas, cuando oficialmente declaró beneficios de 17.930 millones. El ex presidente de Expo 92 reduce tales diferencias al hecho de que "todo el proyecto debería analizarse en su conjunto y no por periodos fiscales".

El escrito lamenta que el Tribunal de Cuentas haya rechazado el sistema usado de cuentas plurianuales. En definitiva, se trata de una polémica sobre criterios contables "discutibles y opinables", según Pellón. Éste asegura que el criterio contable de la Expo fue avalado por informes de la Intervención General del Estado y la Dirección General del Patrimonio.

Comisiones millonarias

El contrato de la empresa holandesa Telemundi, que percibió 6.500 millones de pesetas de comisión por captar patrocinadores de la Expo, es defendido por Pellón con el argumento de que los "ingresos brutos que fueron cogestionados con Telemundi fueron del entorno de 50.000 millones de pesetas", según él, "algo bastante razonable y diferente a lo que se quiere transmitir". El Tribunal de Cuentas criticó que no estuviera claro qué clientes captó Telemundi a cambio de la comisión.Frente a la crítica de que se abonaron 274 millones como indemnizaciones por despido a empleados de la Expo luego recolocados en Agesa, empresa heredera de la anterior, y más de 600 millones en pagas extraordinarias no previstas, Pellón replica que era vital para la imagen "Ia paz social". Pellón critica que "todos los juicios y observaciones sobre la gestión se emiten con una total falta de información", y se "juzgan hechos de 1992 con argumentos de l996". También ironiza diciendo que de llevar a sus últimas consecuencias los argumentos del tribunal sobre el coste y los ingresos por espectáculos, deberían paralizarse las obras del Teatro Real y del Liceo de Barcelona.

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