Berzin ya cree en sí mismo

Evgeni Berzin lleva todo el año dando pedales. Y cada día, casi cada hora, cambia sus objetivos públicos. Sin inmutarse. Con ese rasgo de astucia que se le nota en el rabillo del ojo. Todo un rasgo italiano -la sensación de improvisación es inevitable, pero también la belleza del resultado final-, en un cerebro acostumbrado a la rebeldía contra las militares circunstancias de su aprendizaje ciclista. Le comenta un periodista italiano que qué honor, después de tantos años un líder sólido en el Tour hablando en italiano. Y él responde: "Me gustaría hablar en ruso, pero entonces nadie me entendería". Berzin no es ruso ni italiano, es él mismo. Y vuelve a creer en él. Y espera que los demás le teman. Aunque no tenga equipo. "Aunque lleve muchos días de competición", dice el líder que hasta ahora sólo ha conseguido victorias contrarreloj, "en realidad sólo corrí para ganar en el Giro y en la Vuelta a Suiza". Dos lugares en los que suspendió la alta montaña, a la que tendrá que someterse a partir de hoy, aunque en este Tour una circunstancia final juega a su favor: los 62 kilómetros de contrarreloj de Burdeos.Emanuele Bombini, director del Gewiss, quería ser más listo que su pupilo. Decía por la mañana: "Me gustaría que Evgeni perdiera el liderato sólo por unos segundos. Así el trabajo lo harían los otros equipos",. Se dice que el Gewiss es débil y sin embargo, la raíz de su debilidad es la que le hace más peligroso. Llegaron con dos líderes y a las primeras de cambio perdieron al nominal, a Gotti. Berzin no habría sido el. mismo si un compañero de equipo le hiciera sombra. Su mayor debilidad, sin embargo, llega de la falta del cerebro que le condujo hacia el Giro en 1994: Argentin, el maestro de la maniobra táctica. Y lo que el ruso necesitará ahora es saber desenvolverse en circunstancias muy complicadas. Sin equipo, sólo ganó un Tour LeMond.